Diamantes sin sangre

AutorSofía Verdín

Los diamantes son los mejores amigos de las mujeres, pero con una buena compra, también lo pueden ser de los hombres.

Y es que realizando una buena adquisición no solamente obtiene una joya de por vida, sino que con la ayuda de certificados adecuados, puede hasta ayudar a comunidades enteras en otros continentes.

Durante los noventa, se estimaba que alrededor del 4 por ciento de los diamantes del mundo financiaban algún tipo de conflicto armado en países africanos.

"Los diamantes de conflicto son aquellos originarios de áreas controladas por fuerzas opuestas a las reconocidas por los gobiernos internacionales, y son usados para financiar acciones militares contrarias a las decisiones del Consejo de Seguridad", explica la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en su página web.

La ONU intervino en el 2000 celebrando el tratado Kimberley, donde se certifica a los países productores de diamantes para asegurar al consumidor final que no está financiando una guerra civil a larga distancia.

Gracias a esto, el flujo de "Diamantes de Sangre", como se les denomina en la película del mismo nombre estelarizada por Leonardo Di Caprio y exhibida recientemente en nuestro País, se ha reducido a menos del 1 por ciento, y los únicos países que no han sido certificados por la ONU y colaboran en este hecho son la República del Congo, Liberia y Costa de Marfil.

Pero países como Angola, Ghana o Zimbawe tienen un apoyo tremendo a su economía gracias a la buena decisión de los consumidores de exigir diamantes dentro del tratado de Kimberley.

Los certificados de buena procedencia y que se encuentran con frecuencia en las principales joyerías de la Ciudad son los que proporcionan el Instituto Gemológico de América (GIA) y la Sociedad Americana de Gemas (AGS), ambos laboratorios con sede en Estados Unidos.

Otro certificado de mucho renombre, pero que no siempre se encuentra en la Ciudad, es el HRD, que brinda el Centro Mundial de Diamantes de Antwerp, con sede en la ciudad belga.

En cada certificado se deben incluir detalladamente las descripciones sobre el color, las dimensiones del corte y la claridad, además de un mapa de la piedra donde se muestren las posibles inclusiones o defectos que tenga, junto con el peso exacto en quilates.

Además, son muy importantes las referencias sobre el origen del diamante y su proceso de corte.

Es aquí donde se encuentra la adhesión del laboratorio que pulió la joya al tratado Kimberley, dándole el respaldo de que la piedra en...

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