Detonan besos 'boom' de salud

AutorGregory Duke

"Con aquel beso, de pronto la muchacha se desperezó y abrió los ojos, despertando del larguísimo sueño" Sí, sí, sí. Ya todo mundo conoce ese cliché de los milagrosos besos que despiertan princesas dormidas por siglos, que transforman sapos en príncipes y le quitan los rasgos bestiales a apuestos galanes hechizados.

Pero si pudieras sacarte una radiografía mientras besas a alguien apasionadamente, te darías cuenta de que, efectivamente, es magia lo que sucede con tu cuerpo y tu mente.

Y es que además de ser manjares deliciosos (y gratuitos), los besos también son muy saludables para el organismo y el estado anímico, pues entre otras cosas, retardan el paso del tiempo en tu rostro, queman calorías, te inflan la autoestima, disminuyen la placa dentobacteriana y hasta te producen un bienestar similar al de una droga.

No por nada uno se siente tan bien después de una larga sesión de "pichoneo" con la pareja, y tal vez por eso es que la legendaria canción de la cantante y compositora jalisciense Consuelo Velázquez "Bésame Mucho" fue todo un hit.

¿Y es que quién no siente esas cosquillitas lujuriosas cuando al final de la película por fin los protagonistas se besan después de sobrepasar tantas peripecias?

Radiografía de un beso

Aunque besarse puede parecer un acto simple, no lo es tanto para el cuerpo, cuyos engranes biológicos giran y se mueven provocando la detonación de cientos de fuegos artificiales en tu cabeza: ¡estás en el cielo!

En su libro "On Kissing" (Sobre el beso), la periodista Adrianne Blue y autora de media docena de libros, describe lo que físicamente te ocurre con un beso... de los buenos.

Primero, te acercas a la persona, inclinando tu cabeza hacia un lado para evitar una colisión de narices, y los músculos de tu cuello y espalda entran en la jugada mientras el cerebro se concentra en la delicada tarea de conducir los labios y la lengua, dice la autora.

Tus labios, cargados de terminaciones nerviosas, se unen a los de tu pareja. Impulsos se disparan a través de tu red neuronal. Tu cerebro le dice a tus pulmones que trabajen el doble, a tu corazón que palpite más rápido y a tus glándulas salivales que inyecten más humedad a tu boca.

Tu quijada se abre para permitirle el paso a tu lengua, que al tocar con la otra, manda señales neuronales por tu espina dorsal, a tu páncreas, a tus glándulas renales y a tu nervio pélvico. Tus venas y arterias se dilatan, y tu ritmo cardiaco se acelera tal vez al doble.

Tus labios se inflaman y...

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