Destrozan cerros y los abandonan

AutorMirna Ramos y Dalia Gutiérrez

Las montañas son el sello que distingue a Monterrey y su área metropolitana, pero eso no las ha protegido de la operación de pedreras que las devastan y afectan la calidad del aire que respiran los regiomontanos.

Y, aprovechando lagunas legales, en vez de aplicar programas de remediación del daño en las zonas, como se hace en otros países, las llenan de desarrollos habitacionales y hasta tiraderos.

Cerros como el Topo Chico y el de las Mitras muestran las huellas más visibles de esta explotación, pero no son los únicos.

Hasta la Sierra de la Silla, en Santiago, está siendo afectada.

De acuerdo con datos oficiales, hay 40 pedreras activas y dos inactivas, además de 42 más abandonadas en las que no hubo acciones para revertir los daños causados.

La mayor parte de las activas están en Escobedo, García, Santa Catarina, Abasolo, Lampazos y Cerralvo.

Desde el 2008, el Gobierno estatal emitió una norma para regular las emisiones de esta industria y, una vez concluida la vida útil de las canteras, imponer medidas para la remediación y restitución del paisaje.

En el 2017, ya en la Administración de Jaime Rodríguez, esa norma fue sustituida por una nueva que contempla la elaboración de planes de abandono y la recuperación de espacios afectados.

Sin embargo, las pedreras abandonadas con anticipación a esas normas no tuvieron que cumplir con esas obligaciones, mientras que a las que están funcionando aún les quedan años o décadas para tener que acatar las disposiciones.

Como resultado de esa laguna legal, ahora hay casos como el del Cerro del Topo Chico, cuya devastación puede ser vista casi desde cualquier punto de la Ciudad.

En un recorrido por los pozos abandonados desde los ochentas no se encontraron...

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