Lo despiden con aplausos

AutorPaulo Alvarado

El Obispo Auxiliar de Monterrey, Gustavo Rodríguez Vega, expresó el sentir de todos los fieles reunidos ayer en la Basílica de Guadalupe para despedir al Arzobispo emérito de Monterrey, el Cardenal Adolfo Suárez Rivera.

"Descansa ya de todas tus fatigas. Que tus obras te acompañen. Hasta luego, amigo fiel. Hasta pronto, padre bueno", expresó Rodríguez Vega en la misa exequial solemne.

Los aplausos surgieron y volvieron a repetirse en diferentes momentos como gesto de agradecimiento por la amistad y determinación pastoral del prelado que murió el sábado a las 1:25 horas, debido a una trombosis cerebral, en el Hospital Christus Muguerza.

En la Basílica, 2 Cardenales, 26 obispos, alrededor de 200 sacerdotes y más de 3 mil 500 fieles, encabezados por el Cardenal Francisco Robles Ortega, elevaron una oración de agradecimiento por la vida y obra de Suárez Rivera, quien encabezó por 19 años la Arquidiócesis regia.

Entre los jerarcas católicos presentes estuvieron el Nuncio Apostólico en México, Christophe Pierre; el Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México, y el Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Carlos Aguiar Retes.

HACEN FILA PARA VERLO

Los primeros aplausos del día en memoria de Suárez Rivera se escucharon cuando su féretro, que estuvo el sábado y el domingo en el Seminario Menor, abordó el carro fúnebre, a las 13:35 horas, entre una valla de familiares, seminaristas y sacerdotes, quienes lo acompañaron por las calles de Monterrey en cortejo a la Basílica mariana.

Tras recorrer las avenidas Corregidora y Morones Prieto para llegar a la Colonia Independencia, el cortejo fue recibido por Alfonso Humberto Robles Cota, Obispo emérito de Tepic, y unas 120 personas, a las que paulatinamente se sumaron miles.

Las filas para despedir el cuerpo del Cardenal llegaron a recibir hasta 150 personas, como Ángel Vinicio Álvarez, quien tardó 16 minutos para poder acercarse a Suárez Rivera.

"Él siempre nos decía que no temiéramos dar un 'sí' a Cristo", recordó el joven de 26 años, feligrés de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe Reina del Trabajo, quien fue testigo en varias ocasiones de la visita del Cardenal a su comunidad.

Ya en la misa exequial, frente a la feligresía, en el centro de la Basílica, el cuerpo del fallecido purpurado fue rociado con agua bendita por Robles Ortega, y su recuerdo recibió continuas palabras y gestos de gratitud.

"Vivamos este nuestro encuentro llenos de fe, llenos de esperanza y llenos...

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