Desafío Extremo / Nada como la Riviera Maya

AutorJuan Guillermo Ordóñez

Hace unos meses me encontraba cómodamente reclinado en una butaca viendo con gran asombro la película Cuevas del Planetario Alfa y me quedé impresionado de cómo los buzos se adentraban en las cavernas.

Yo me decía: esto sí es realmente peligroso, como están a varios minutos de la salida, cualquier error sería fatal, me gustan las emociones fuertes pero esto es otra cosa.

Luego me enteré que una de las grutas submarinas en que se había filmado la película es la del Cenote Dos Ojos, en la Riviera Maya.

Lo que nunca imaginé fue que tres meses después yo estaría buceando en estas cavernas, sin temor alguno, tomando fotografías, disfrutando intensamente las travesías y agradeciéndole a Dios como pocas veces por darme la oportunidad de vivir esos momentos.

Pero vámonos por partes, remontémonos al inicio de siete días mágicos que pasé en Playa del Carmen y la Riviera Maya, no como un turista sino como un habitante más de ese paradisíaco y cosmopolita lugar.

Hace poco más de 30 años el tío Arturo, hermano de mi padre que se había casado con una española y había vivido una década en Monterrey, decidió irse a radicar a España, en ese entonces ya tenía una prole de ocho hijos, el menor Antonio, de 1 año.

Al correr del tiempo, Antonio, español pero con alma de mexicano, decidió junto con unos amigos españoles abrir una marina en la Riviera Maya, y Playa del Carmen fue su eje de operaciones. Antonio se convirtió en un buzo consumado de cuevas.

Por azares del destino en todo ese largo periodo no lo volví a ver y pensé que este verano debería darme tiempo para ir a Quintana Roo a un encuentro con el primo Antonio.

Lo contacté y le dio mucho gusto saber de mí y me dijo que podía organizar una estancia para mí en la Riviera Maya llena de aventuras por dos semanas en septiembre, ya que en julio tenía mucho trabajo y era cuando veía a su novia, Lily, una uruguaya que estudia Medicina en Cuba.

Además me comentó que después de ocho años de vivir en Playa (como llaman los lugareños a Playa del Carmen), quería darle un parteaguas a su vida estudiando escultura en Cuba a partir de octubre.

Mi problema era que a finales de septiembre yo tenía el CAMDEX (Campeonato Mexicano de Deporte Extremo) y me encontraba en la fase final de preparación, después de meditarlo un poco decidí pasar la primera semana de septiembre con mi primo Antonio en la Riviera Maya y aceptar su propuesta de tomar su curso de buceo y acreditarme como buzo de aguas abiertas.

Llegamos mi esposa y...

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