Rebanadas/ El derecho de admisión...

AutorCony De Lantal

No sé si ya estaré muy ruca o qué, pero cada vez me escandalizan más los comentarios que les oigo a mis hijos y sobrinos sobre los aconteceres en las discos que ellos frecuentan.

Olvídense de lo que pasa adentro, eso es punto y aparte, el show empieza desde afuera, en la puerta, a la hora de que los chavitos se arremolinan ahí sufriendo para conseguir pasar.

Una sobrina me acaba de narrar la experiencia humillante que vivió tratando de entrar al San Pedro Antiguo, que por lo visto es la misma historia que se ha de repetir con muchos jovencitos y jovencitas cada fin de semana.

Para no hacerles el cuento muy largo, la pobre no pudo pasar de la puerta ¡No la dejaron! No sé si porque venía sola, o porque se veía ya más madurita o porque no vestía tan despampanante como otras, el caso es que los gorilas de la entrada simplemente "se reservaron el derecho de admisión". De nada le valió explicarles que sus amigas ya estaban adentro, que la estaban esperando, que ella estaba pagando su boleto... ¡Paítrás! Y para acabarla de amolar, ni siquiera le regresaron la exagerada cuota de 50 pesos por el valet parking.

Es increíble la discriminación que ejercen las discos con su clientela, mientras que los alcaldes se hacen de la vista gorda. A Tere García nunca le preocupó eso y menos ahora a Gerardo Garza Sada. No pueden ser selectivos, las leyes lo dicen claramente.

En la Ley Federal de Protección al Consumidor (capítulo VI, artículo 58) textualmente dice: "Los proveedores de bienes y servicios que ofrezcan éstos al público en general, no podrán establecer preferencias o discriminación alguna respecto a los solicitantes del servicio, tales como selección de clientela, reserva del derecho de admisión, exclusión a personas con discapacidad y otras prácticas similares...".

Pero a las discos esto ni les mortifica y da hasta tristeza ver cómo tienen a todos ahí en la entrada en calidad de especímenes de muestra esperando ser escogidos para pasar, decisión que está en manos de unos adefesios goriloides que están más nacos que cualquiera de los que pretenden entrar.

La importancia de llamarse Ernesto...

Hablando de discotecas, prepárate el cafecito, agárrate el tejido y ponte cómoda porque me voy a echar un buen chal.

Déjenme platicarles lo que le sucedió ahora en Semana Santa a otra sobrina (ya me parezco al Tío Gamboín con tanto sobrino).

Toda la familia nos fuimos a Cancún y una de las noches ella se fue de disco con algunas amigas al Daddy O. Estando ahí un...

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