Denuncia robo de identidad para préstamos millonarios

AutorRégulo Cantú

María de la Cruz Carrillo González asegura vive una historia de terror.

Hace dos años, en diciembre del 2014 recibió una llamada que la desconcertó: debía 800 mil pesos de un crédito a un banco, Santander.

Solo que ella jamás había pedido un crédito y nunca había tenido relación alguna con esa institución.

Acudió a la sucursal donde supuestamente había hecho esa solicitud, en Mitras Norte y al hablar con el gerente, éste le dijo que efectivamente se debía esa cantidad pero, al cotejar la información se dio cuenta que se había tramitado con una credencial de elector falsa, una con el nombre completo de María de la Cruz, pero con distinta dirección, firma, fotografía. Además, el sexo de la identificación marca masculino.

El personal del banco aceptó la falla. Le recomendaron acudir a la Condusef (Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros), metió su denuncia con la copia de la credencial falsa y la suya, esperó tres meses y este organismo le contestó que ella tenía razón y no debía nada. Era marzo del 2015.

Lo que no sabía María de la Cruz Carrillo es que había otras demandas en su contra.

LE OCURRE OTRA VEZ

En agosto de este año, un abogado externo de Banorte llegó a su casa.

¿La señora María de la Cruz Carrillo?

¿Sí?

"Vengo a traerle una demanda de parte de Banorte".

Ella ni tenía cuenta con ese banco, ni mucho menos le había solicitado un préstamo. Le pidió al abogado le enseñara la firma con la que supuestamente había solicitado el crédito. Y le ocurrió de nuevo, no era la de ella.

María de la Cruz Carrillo González estaba como aval de un crédito que solicitó Alejandro Fernández Espinosa, a través de una empresa de nombre "Amarillos Corporate S.A. de C.V."

Le dijo al representante del banco que no conocía ni a esa persona, ni a la empresa que solicitó el crédito y le insistió que hace un año había pasado por algo similar.

Él le contestó que existían otros dos litigios de Banorte contra Fernández Espinosa y en ambos tenían el nombre de Carrillo González como aval. Eran por créditos distintos, uno de 1 millón y otro de 2 millones de pesos.

Así, María de la Cruz tuvo que contratar un abogado, para demostrar ante la ley que ella, era ella.

"Si yo no me entero de ese juicio, sigue avanzando, siguen haciéndose pasar por mi; yo no sé quién contesta por mi, el juez da por hecho que yo estoy enterada y que estoy contestando, cuando a mi no me habían notificado. Y entonces para cuando menos te...

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