Denise Dresser / Ocho lecciones

AutorDenise Dresser

Días de incertidumbre. Semanas de no saber a ciencia cierta quién podía ganar y cómo. Meses de campañas intensas, aguerridas, incesantes. Desembocando el 2 de julio en una elección definitoria de la cual pueden extraerse lecciones que también lo son.

1) En México no existe hoy un consenso claro en torno a la ruta que el país debe seguir. El electorado está genuinamente dividido y la elección apretada lo subraya. Muchos optan por el cambio y muchos optan por la continuidad. Muchos le apuestan a la incertidumbre de lo desconocido y muchos se refugian en el puerto seguro de lo familiar. Ni Felipe Calderón logra imponer de manera contundente su visión ni Andrés Manuel López Obrador logra ampliar los cimientos de la suya. El panista apela a quienes han sido beneficiarios del gobierno foxista y el perredista encuentra apoyos entre los que se sienten defraudados por él. Pero ningún bando es mayoría apabullante y eso en sí es revelador. En una elección polarizada cada quien se queda con su pedazo del país. Con su porción del electorado. A los demás habrá que convencerlos a partir del 3 de julio.

2) Las campañas negativas funcionan, y por ello han llegado para quedarse. La frase "López Obrador: Un peligro para México" le da a Felipe Calderón el empuje que su campaña no había logrado generar. Y, con ella, lograr ampliar una coalición electoral que comenzó siendo demasiado estrecha. Porque el miedo trasciende las divisiones de clase. Se vuelve un corrosivo universal que corta a lo largo y a lo ancho de diferentes grupos y de diferentes regiones. Muchos recuerdan los años de inestabilidad y no quieren revivirlos. Muchos recuerdan las coyunturas de crisis y no quieren padecerlas. De manera justa o no, el mensaje de Calderón tiene la resonancia buscada y el impacto anhelado. Se vuelve el punto de quiebre y vuelve competitiva a una elección que no lo había sido. Y lo mismo sucede con el hachazo de Hildebrando. La acusación para el momentum que Calderón había logrado crear. Frena de golpe la estrategia post-debate que el PAN había querido trazar.

3) El electorado mexicano se reencuentra con las urnas. A pesar de las acusaciones, a pesar de las pedradas, a pesar de las guerras sucias que ambos bandos libraron sin cesar. Después de años de altos niveles de abstencionismo, en esta elección aumenta la participación. Los mexicanos salen a votar porque piensan que es crucial hacerlo. Saben que hay mucho en juego y se comportan así. Se paran, hacen cola, esperan...

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