Denise Dresser / 'No hubo tiempo'

AutorDenise Dresser

Mandela alguna vez dijo que "una nación no debe ser juzgada por cómo trata a sus ciudadanos más acomodados, sino cómo trata a sus ciudadanos más desposeídos". A los que no tienen dinero para sobornar a un juez o darle una mordida a un policía. A los que no tienen contactos para ser soltados por un Ministerio Público y que siempre acaban tras las rejas. A los que son torturados a la hora de ser interrogados.

A los que son desvestidos en el momento de ser aprehendidos. A los que son identificados falsamente, pero acaban condenados. Demostrando así que el Estado de Derecho sigue siendo una aspiración retórica y no una realidad para millones de mexicanos.

Los que no tienen voz ni abogados prominentes ni defensores calificados ni conocimientos suficientes sobre su caso. A esos mexicanos, el Senado acaba de darles una estocada. Una bofetada. Una mala ley repleta de buenas intenciones que no resolverá muchos de los problemas que explican por qué 98 por ciento de los crímenes no son resueltos. Por qué 75 por ciento de los crímenes no son denunciados, por qué 82 por ciento de las sentencias son condenatorias. Por qué México es un país de impunidad rampante, de criminalidad lacerante, de policías incompetentes, de acusados tratados injustamente.

A todos los ciudadanos que padecen estas cifras, los Senadores les acaban de otorgar un Código Nacional de Procedimientos Penales que debe ser celebrado, porque institucionaliza el camino hacia los juicios orales. Debe ser alabado porque inyectará transparencia a los juicios y obligará a los jueces a estar presentes en ellos.

Pero también contiene severas deficiencias que debieron haber sido corregidas antes de que el Senado aprobara el Código al vapor, al margen de la opinión pública, tras las bambalinas que la reforma energética y la reforma política ayudaron a colocar.

Porque el nuevo Código contiene una ley de enjuiciamiento penal exitosa, pero una ley de investigación de delitos defectuosa. Porque entraña disposiciones innovadoras para los jueces, pero deja sin regular a las policías.

Y si la Cámara de Diputados no corrige lo que el Senado tan apresuradamente aprobó, seguiremos presenciando pocas investigaciones y mucha ineptitud. Poca capacidad para entrevistar imputados y mucha propensión a invocar testigos falsos. Un Código que no determina con claridad cómo debe darse la identificación por testigos oculares. Que no aclara cómo debe entrevistarse a personas sospechosas y detenidas. Que no dice cómo...

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