Denise Dresser / No es de demócratas

AutorDenise Dresser

"No es de demócratas", tuiteó la Secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, sobre la reelección disputada del secretario ejecutivo del INE. Y con esa frase, esa intromisión y ese pronunciamiento encapsuló las intenciones de la 4T sobre la autoridad electoral, cuya autonomía -hoy más que nunca- está en juego.

Desacreditarla para después controlarla. Señalar sus vicios para luego reproducirlos. Exhibir sus errores para entonces ponerla a su servicio. Es obvia la acción concertada en la que el propio Presidente ha participado para hacer con el INE lo mismo que ha hecho con otros organismos creados con un mismo fin.

Desmantelar el predominio del PRI, nivelar el terreno de juego para la competencia partidista, desarmar el sistema de partido hegemónico, transitar a una democracia imperfecta que, a pesar de sus múltiples defectos, fue la que le permitió a Morena ganar y a la señora Sandoval ocupar su puesto.

Ahora que la 4T ganó, no quiere que ninguna otra fuerza política pueda volver a lograrlo.

Y eso no es democrático. Eso es usar a las instituciones de la democracia para debilitarla aún más. Eso es cambiar las reglas del juego sobre la marcha para morenizarlo ad infinitum. Eso es ignorar la historia de la transición, distorsionando sus logros y limitaciones.

Ahora hay voces pro-gubernamentales que mienten y descaradamente. Van tras el INE y tergiversarán todo lo que sea posible para que vuelva a ser lo que fue: una organización controlada por el PRI/Gobierno para organizar y calificar elecciones en las que siempre ganaba el PRI/Gobierno.

Advertir las intenciones des-democratizadoras de la auto-llamada 4T no equivale a hacer una defensa acrítica del INE o minimizar las trapacerías electorales del pasado o suponer que la autoridad electoral y sus consejeros han sido impolutos. No es así.

Como lo advirtió Mauricio Merino en "El futuro que no tuvimos", la autoridad electoral, joya de la corona con José Woldenberg al frente, comenzó a perder su lustre desde el 2003.

En ese año, la representante del PRI, Elba Esther Gordillo, junto con el representante del PAN, Germán Martínez, se repartieron el Consejo General del IFE, excluyendo a la izquierda.

Violaron los acuerdos fundacionales que llevaron a la ciudadanización del órgano electoral y la reglas que permitieron una competencia más justa por el poder. Los hoy aliados políticos de AMLO minaron la esperanza de dignificar la democracia electoral en...

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