Fricasé/ Democracia empobrecida

AutorEl Abogado del Pueblo

Gracias al súper puente a la "Golden Gate" que muchos de nuestros compatriotas se han tomado, y que asegura la ausencia de un gran número de conciudadanos hasta pasadas las celebraciones del cinco de mayo, la audiencia pública para el "debate" presidencial de hoy amenaza con ser escasa.

Este asunto no es de poca consecuencia: según algunas encuestas existen tantos como un diecisiete por ciento de votantes que aún no han decidido por quién van a votar.

De manera que los debates son un mecanismo ideal para que los indecisos decidan de una vez por todas su preferencia.

La escasa audiencia de este evento, por lo tanto, pudiera resultar en un fiasco estadístico, en el cual las tendencias actuales en lugar de revertirse o alterarse se profundicen aún más.

Dice el diccionario, también conocido como "tumbaburros", que "debatir" significa "altercar, contender, discutir, disputar sobre una cosa".

De manera que lo de hoy no es estrictamente hablando un debate, sino más bien una comparecencia simultánea.

Desde el pseudodebate presidencial del 94 entre Zedillo y Fernández, en el que se inauguró en México esta variante de campaña la cual en otros países tiene décadas de ser parte esencial de la política electoral, los priístas ya no quieren arriesgar nada ante un formato estricto de debate, por lo cual sus negociaciones siempre son en el sentido de presentaciones, en las cuales el intercambio directo entre candidatos es prácticamente eliminado.

Es, si ustedes gustan, una jugada defensiva: saben que así no ganan nada, pero limitan el daño que pueda sufrir su "gallo" ante un ente verborroso y contencioso, tipo el Pérfido Porfirio.

No decimos que este tipo de debate "a la mexicana" sea un ejercicio inútil, mas es claro y así lo han escrito ya numerosos observadores expertos, que aplicamos mal el nombre "debate" en referencia a este evento, al tiempo que le hacemos un flaco favor a la democracia al imitar mal, para variar una de sus herramientas más útiles: la confrontación de ideas en un foro abierto de cara al pueblo.

Desde sus orígenes griegos, esencial es para la democracia el "ágora": lugar público en donde sin limitaciones de expresión los ciudadanos se manifestaban frente a sus compatriotas y discutían respecto a los derroteros que tomaba su sociedad.

Si ustedes gustan, un debate no es otra cosa que una aplicación moderna del sistema del "ágora", pues es y debe ser una confrontación abierta de ideas en las cuales la riposta, el rebatir y cuestionar...

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