Delicioso epicentro
| Autor | Wendy Pérez |
Altivas, al igual que las imponentes torres rosadas de la Parroquia de San Miguel Arcángel, son las expectativas cuando se llega a esta ciudad, nombrada en el 2008 por la UNESCO Patrimonio Cultural.
Y las cumple cabalmente mientras se disfruta la belleza creada por el canterista Zeferino Gutiérrez, un albañil que con su oficio logró que cuando se observara una foto de su obra fácilmente identificáramos que se trata de San Miguel de Allende.
Por sus calles empedradas, y más allá de sus galerías y hoteles de lujo que la llevaron a ser considerada la mejor ciudad para viajar del mundo en el 2018, hay otro oficio que paulatinamente ha sumado a la magnificencia que comenzó Zeferino con la Parroquia de San Miguel Arcángel, ícono de la ciudad: el de la cocina.
Productores orgánicos, cerveceros artesanales (Cervecería Allende es la más popular) y circundantes zonas enológicas (hay 27 vinícolas que generan 50 etiquetas) aportan al gremio culinario sanmiguelense, que se alimenta de las opiniones de los 12 mil residentes extranjeros, de 58 nacionalidades, que continuamente ocupan sus mesas.
Esta multiculturalidad se ve en sus restaurantes con propuestas como la burrata tibia con alubias y salsa romesco, los tacos de charal y pétalos de cebolla cocidos en cerveza Dos Aves o la ensalada vietnamita con pollo caramelizado, que poco a poco van atrayendo más turismo nacional, hoy el 60 por ciento, según datos del Consejo Turístico de San Miguel de Allende.
Parece ser que el 2019 se vislumbra aún más activo, pues este punto y todo Guanajuato serán la Capital Americana de la Cultura, anunciado recientemente por el Bureau Internacional de Capitales Culturales.
Así que abre apetito probando las tan nombradas enchiladas mineras, la cebadina (bebida con cebada y fruta) o los tumbagones (dulce de origen francés), y continúa explorando San Miguel a través de tres propuestas gastronómicas que te aseguro llenarán tus expectativas.
Un último tip, si andas por la zona no dejes de ir al pueblo mágico Mineral de Pozos, y prueba en su plaza el colonche, un vino de tuna que tiene más de 2 mil años de historia, y que comparten Estados como San Luis Potosí y Zacatecas.
La autora es periodista y editora gastronómica
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