¡A dejarse querer!

AutorRogelio Elizalde

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PARK CITY.- Esta montaña de Deer Valley (a sólo una hora del aeropuerto de Salt Lake City) queda muy guapa todos los días: peinan la mitad de la nieve y dejan al natural el resto, para brindar su mejor cara a los esquiadores, consentidos hasta el extremo.

Otros detalles, como transporte sin costo entre el resort y los hoteles de la montaña, estacionamiento gratuito, cajas de pañuelos desechables en cada rincón, gastronomía refinada tanto en cabañitas como en restaurantes y boutiques para hacer compras en el lodge principal, pueden convertir en niños malcriados a los visitantes.

Un valet de esquí sale a la puerta cada que alguien llega, ayuda a cargar las cosas y muestra el camino por el resort. Una vez equipados, los esquiadores salen a las góndolas y telesillas, donde al menos un par de personas los asisten para que no corran riesgos al montarse.

Algo que distingue a este resort del común de recintos estadounidenses es su estricta política de limitar la venta de entradas, lo cual hace que siempre haya espacio en sus 21 telesillas, 12 de ellas de alta velocidad. Quien llega sin reservación difícilmente podrá adquirir pases para ese día.

A media montaña bien vale una parada en el restaurante Silver Lake, que desde temprano sirve ensaladas frescas, carnes asadas, platos a la parrilla y pan recién horneado. Bocadillos más informales se sirven en las cabañas Snowshoe Tommy's y Cushing's Cabin: chocolate caliente con bombones, café exprés, chili y dulces.

A partir de...

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