Defensa personal les quita el miedo

AutorGabriela Villegas y María Fernanda Ramón

El agresor toma del cuello a la víctima, ella baja el mentón para evitar que la ahorque. Luego aplica una llave china, logra quitárselo de encima y someterlo. Sin pensar más, ella huye.

Ésta sólo es una demostración de Melissa González, instructora de defensa personal y creadora del proyecto "Somos fuertes".

Cuando termina el acto, mujeres plantean otros escenarios.

"¿Y si tiene un cuchillo?", pregunta una mujer.

"¿Y si se levanta y vuelve?", dice otra.

Las mujeres y niñas que acuden a la clase de defensa personal impartida por Melissa en las instalaciones del Instituto Estatal de la Juventud (INJUVE) buscan prepararse para cualquier escenario que ponga en riesgo sus vidas.

La mayoría llega a este sitio porque antes ya ha vivido situaciones de violencia en la calle o está saliendo de un proceso de violencia intrafamiliar.

"Desgraciadamente he pasado por situaciones como muchas de ustedes, como intento de violación, asalto y acoso callejero", explica Melissa al iniciar la clase.

Cuando les pide que planteen un escenario, Ana (se cambia su nombre para proteger su identidad), una niña de 10 años, alza la mano.

"He visto que ladrones usan trapos con las chicas y las desmayan o las drogan", comparte la pequeña.

Melissa comienza otra demostración para responder al momento violento que la menor plantea.

De nuevo la atacan por la espalda. Ella responde con otra llave, buscando mostrar a las demás cómo ser fuertes.

1 UN ESPACIO PARA ELLAS

Durante la clase, las mujeres se colocan en círculo y comparten sus experiencias. El espacio es sólo de ellas. No se permite la entrada a hombres.

Melissa así pensó el proyecto "Somos Fuertes". Ella quería que otras aprendieran defensa personal en ambientes propicios y costos accesibles.

El proyecto es apoyado por el INJUVE, organismo que ofrece becas para tomar las clases de defensa personal.

Las sesiones son viernes y sábados en el INJUVE Nuevo León, ubicado en la calle Santiago Tapia 1129 Ote., en el Centro de Monterrey. El costo es de 150 pesos al mes.

En los seis meses de que arrancó el proyecto, 200 mujeres han asistido a las clases.

Ellas han aprendido desde cómo cerrar un puño hasta quitarse un agarre con técnicas básicas del kung fu.

"Me han tocado desde intentos de violación, acoso callejero, un asalto con cuchillo, un asalto en moto", platica.

"Yo lo he vivido y porque sé qué tipo de cosas son las que te liberan, te quitan del estado de shock, te hacen reaccionar y huir. Es cómo desarrollé el curso, con...

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