Decena Trágica: Una herida histórica

AutorFélix Barrón

Durante 10 días, la Ciudad de México se convirtió en escenario de guerra. Olía a traición.

La Decena Trágica, como se le conoce al golpe de Estado ocurrido del 9 al 18 de febrero de 1913, fue un hecho que marcó a una naciente democracia.

Francisco I. Madero, junto a los revolucionarios, había derrocado a Porfirio Díaz y a su dictadura de más de 30 años para convertirse en Presidente y establecer el "Sufragio Efectivo, No Reelección" como frase emblemática.

Sin embargo, esos primeros aires democráticos duraron poco al estallar el movimiento armado para derrocar su Gobierno y asesinar al prócer de Parras, Coahuila.

A 100 años de la Decena Trágica, historiadores e investigadores reflexionan sobre el episodio histórico y exhortan a valorar una democracia que, aunque ha tenido sus vaivenes, sigue luchando por sobrevivir.

I

En 1911, Madero tomó la Presidencia de la República tras derrocar la dictadura de Díaz, quien partió al exilio. En el País se vivía la primavera democrática.

Sin embargo, un grupo de inconformes declaró su oposición al nuevo Presidente y se levantó en armas. La rebeldía fracasó y provocó que Bernardo Reyes, Ministro de Guerra y Marina durante el Porfiriato, y Félix Díaz, sobrino de Porfirio Díaz, líderes del movimiento opositor, fueran encarcelados.

En esa época, el País estaba dividido y se vivía un ambiente de tensión, explica Rebeca Monroy, investigadora de la Dirección de Estudios Históricos-INAH.

"Había muchos intereses encontrados. Había muchos extranjeros que amasaron grandes fortunas y la llegada de Madero ponía las cosas en otro lugar del cual no se complacían del todo", señala.

Así que, el 9 de febrero de 1913, la Escuela Militar de Aspirantes de Tlalpan y la Tropa del Cuartel de Tacubaya se levantaron en armas contra el Gobierno maderista.

En la revuelta lograron ser liberados Reyes -asesinado durante el conflicto- y el sobrino de Díaz, quienes volvieron a tomar el mando.

"Fue una contienda durísima en la Ciudad de México, la primera que se daba de esa manera; era una guerra de facciones, de cañonazos. No se tiene el número de muertos porque quemaron los cadáveres", dice la historiadora.

Cuando cayó herido, ese mismo día, el comandante Lauro Villar, quien estaba al mando de las tropas leales a Madero, entró como relevo Victoriano Huerta, persona de confianza del Presidente, pero quien también tenía vínculos con los opositores. Se vislumbraba ya la traición.

Las acciones bélicas continuaron los días siguientes hasta...

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