Debuta una gran estrella de la ópera

AutorLázaro Azar

Crítico musical

MÉXICO.- A pesar de ser un título relativamente reciente en el repertorio de la Ópera de Bellas Artes, "La hija del regimiento" es una de las óperas de Donizetti más amadas y si de por sí tiene sobradas razones para gozar de tal popularidad, la reposición del domingo tuvo un "plus" que se antoja histórico y bien justificó el viaje de varios regios que vinieron a echarle porras a su paisana Patricia Santos.

No faltaron quienes se quejaron de la producción "sencilla", pobre y poco imaginativa. Yo más bien diría que raya en lo "cachirulesco". En vestuario y caracterizaciones, algo hay que hacer con la horrenda falda de la protagonista en el primer acto y con las plastas del esperpéntico maquillaje con que embarraron al elenco.

Con todo lo desfasado que en más de una ocasión estuvo el acompañamiento, se agradece que José Areán cuidara el balance entre lo que salía del foso y el volumen de las voces, encabezadas por una bien lograda Marquesa de Birkenfeld encomendada a María Luisa Tamez, y Josué Cerón, quien ha crecido como intérprete del Sargento Sulpice.

Los protagónicos estuvieron a cargo del hispano Antonio Gandía, cuyo Tonio cumplió sofocadamente con los nueve Dos sobreagudos escritos en "Ah!, mes amis..." y lo hizo tan cortamente que pasaron desapercibidos. Mucho mejor fue "Écoutez-moi, de grâce...". Nada fácil la...

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