Deben aprender a levantarse

AutorJorge Alberto García

A los hijos, a veces hay que dejarlos caer para que estén preparados para los tropiezos de la vida.

Por sus dificultades para caminar, en ocasiones Adrián trae un poco raspadas sus piernas, pero es su actitud positiva lo que ha sacado adelante a este pequeño.

Marín González explica que el nombre del diagnóstico de su hijo no está muy claro, ya que los mismos doctores lo llaman de formas distintas.

"Una doctora lo ponía como distonía generalizada del desarrollo motriz y del lenguaje, pero también lo han descrito como retraso en el desarrollo motriz y del lenguaje", dice.

Cuando estaba en el vientre de su madre Raquel, el gemelo de Adrián murió y ocurrió algo llamado transfusión feto-fetal, una transfusión sanguínea en la que el producto vivo intenta ayudar a su hermano.

Debido a esta pérdida de sangre, algunas neuronas de su cerebro murieron cuando estaba en la placenta de su madre y a consecuencia de ello posee una pequeña parálisis.

"La primera noticia fue cuando habíamos perdido a su hermanito gemelo y fue muy triste, pero tuvimos que darle para adelante y afrontar la situación tal como venía", recuerda su padre.

Desde su nacimiento de forma prematura hace 6 años, su vida ha resultado ser todo un proceso de aprendizaje, no sólo para sus padres y su hermano mayor Santiago, también para sus abuelos, tíos y primos.

"Adrián nos enseña mucho y lo más importante que lo ha sacado adelante es la actitud que tiene hacia la vida. Él siempre está muy contento y feliz", remarca orgulloso.

Por su trabajo, a Marín le toca viajar con frecuencia, pero los fines de semana los disfruta con sus dos hijos, Adrián y Santiago.

"Los fines de semana están dedicados al 100 por ciento a mis hijos, pero entre semana llego después de las 7 del trabajo y los baño, los duermo, les cuento un cuento y rezamos antes de dormir.

"Por las mañanas los llevo a la escuela y, durante el trayecto de la casa a la escuela, son otros 40 minutos que aprovecho para platicar con ellos", comparte este papá de 36 años.

Como su esposa sale un poco más tarde de su trabajo, Marín y Adrián comen juntos, tiempo que aprovechan también para convivir un poco y hasta jugar.

"Él es un niño...

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