David Shields / ¿Reforma en Pemex?

AutorDavid Shields

En medio de tanta ideología, desconfianza, exageraciones y mala política, ¿será factible legislar una reforma útil de Petróleos Mexicanos (Pemex)? En momentos en que se espera conocer el proyecto oficial de reforma -y otras propuestas legislativas-, reflexionemos sobre dónde está el debate y cuáles son las posibilidades de avance.

Hasta ahora, la discusión se ha centrado en dos temas, impulsados por el Gobierno federal: (1) las aguas profundas y los yacimientos transfronterizos y (2) la importación de gasolinas y las insuficiencias en refinación. El primer tema es válido porque la industria petrolera requiere tener un futuro promisorio en el largo plazo en términos de incorporación de reservas y nueva producción. El segundo tema es vital por sus implicaciones para la seguridad energética y las finanzas públicas.

En aguas profundas, el reto, según una fuente oficial, es buscar el hipotético megatesoro "mediante alianzas estratégicas, pero válidas sólo para aguas profundas, sin compartir renta, ni producción, ni reservas petroleras y sin cambiar la Constitución". Planteado así, se trata, jurídicamente, de una misión imposible, en la cual la única salida podría ser ofrecer megacontratos, tipo servicios múltiples, que estén en el límite de la legalidad y que podrían no ser atractivos al prestarse a controversias políticas y constitucionales.

El asunto del "popote" o robo transfronterizo de reservas, aun siendo técnicamente plausible, no es una práctica civilizada en una época en que el desarrollo conjunto de yacimientos se define mediante los acuerdos entre Gobiernos, previos a la explotación. México deberá transitar por el camino de la diplomacia antes de explotar campos transfronterizos. Por lo demás, si se descartan cambios constitucionales, los retos en materia de reservas y explotación petroleras serán básicamente técnicos y ajenos al trabajo legislativo.

En cuanto a la importación de gasolina, la construcción de una nueva refinería es un tema que puede generar consensos, siempre y cuando Pemex lo haga solo. Si la propuesta es abrir refinación, propiedad de poliductos, distribución y almacenamiento de petrolíferos al capital privado, habrá menos consenso y mayor polémica en lo jurídico.

En todo caso, no se podrá reducir la importación de gasolina sólo con más capacidad de refinación o con aperturas al capital privado, sino que habría que actuar para mitigar el crecimiento de la demanda, atendiendo asuntos de precios, subsidios, uso...

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