Dan ayuda y esperanza

AutorDaniel Santiago

Hasta el año pasado, el ingreso de estos padres y madres permitía a sus familias mantener una vida digna. Pero al llegar la crisis económica y quedarse sin empleo, su panorama dio un giro de 180 grados. Este duro golpe ha podido amortiguarse, al menos por tres meses, gracias al apoyo que a través de Cáritas de Monterrey recibieron de las fundaciones Jesús M. Montemayor; Chapa; Treviño Elizondo, y Fomento Moral y Educativo. El proyecto de apoyo al desempleo Continúa Tu Camino, que arrancó en agosto y terminará este mes, permitió beneficiar a 450 familias con despensa, bonos para pagar sus recibos y capacitación para el trabajo. La continuidad del programa, que se ha traducido en alivio momentáneo para muchos y les ha devuelto la fe, depende de la generosidad de la comunidad.

Enfrenta sola su difícil situación

Al recordar que en la última Navidad los regalos no llegaron a ninguno de sus cuatro hijos, la tristeza humedece los ojos de Susana Herrera Vázquez.

Hace tres meses, esta madre de 31 años de edad sufrió el recorte en la compañía de limpieza donde trabajaba.

"Hablé con ellos, con mis hijos, les dije la verdad, que no pude darles lo que me gustaría darles", cuenta esta mujer, quien ante la falta de un salario fijo se dedica por el momento a lavar y planchar ajeno para mantener a sus pequeños.

Sanjuana Guadalupe, de 13 años de edad; Fausto Alejandro, de 9; Cristina Yamilet, de 2, y Silvia Berenice, de apenas tres meses, forman la familia de Susana.

Ella enfrenta sola la responsabilidad de dar a sus hijos techo, alimento, vestido y educación.

Entrar al programa de Cáritas fue un gran alivio para ella, pues disminuyó la presión en que vivía para poder pagar los mil 500 pesos de renta por la pequeña casa donde vive, en la Colonia Pueblo Nuevo, en Apodaca.

"Qué bueno que me acerqué a Cáritas, me han ayudado mucho", expresa con ilusión.

Le urge un trabajo para subsistir

Jorge Alberto Bolaños dice que el agua no le llega al cuello. Le pasa ya la cabeza.

El hombre de 47 años de edad y vecino del Fraccionamiento Antigua Santa Rosa, Apodaca, dice estar desesperado con la falta de empleo desde junio, cuando las bajas ventas de la óptica en la que trabajaba hicieron que el negocio se viniera abajo.

"Ya no me llega el agua al cuello, me llega hasta arriba".

Y no es para menos: por una deuda de 15 mil pesos le pidieron que desaloje su casa; su esposa, María Magdalena, no puede atenderse una dolorosa artritis por falta de seguro médico y él no puede...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR