Opinión Invitada / Juan M. Dabdoub Giacomán: ...Y nos volvimos violentos

AutorOpinión Invitada

Nos estamos volviendo cada día más agresivos, y no me refiero a la violencia relacionada con la guerra al narcotráfico.

El proceso ha sido gradual, pero la situación actual ya es grave.

Empezamos por perdernos el respeto en lo formal, de ahí pasamos a la indiferencia por los demás, luego a la ofensa institucional, y de ahí, cualquier cosa.

Sobre la falta de respeto formal, ¿en qué momento y por qué motivos dejamos de hablarles de usted a nuestros mayores? Hoy hasta los niños tutean a los maestros, sacerdotes, ancianos o a cualquier adulto desconocido.

¿Quisimos sentirnos muy "modernous", snobs y parecernos a los estadounidenses? Quizás, pero ellos no tienen en su lenguaje una palabra equivalente a "usted".

Además, era un rasgo cultural que debemos retomar. A nosotros nos educaron reconociendo la sabiduría de los mayores, la investidura de aquellos con quien tratábamos, la fragilidad de quienes tenían alguna desventaja frente a nosotros (ancianos, mujeres embarazadas, discapacitados, etc.).

Luego de la falta de respeto, la indiferencia por los demás es quizás la conducta que más rápido nos acerca a la violencia, pues de aquí brincamos fácilmente a ser insensibles. Vea usted si encaja en alguna de estas situaciones en las que agredimos a los demás:

Por no escarbar medio metro en la cochera de nuestra casa, dejamos la banqueta con un tremendo escalón o con una pendiente de 45 grados, lo cual es una agresión a las personas mayores de edad, ciegas o en silla de ruedas, quienes no pueden pasar por ahí.

La banqueta de nuestra casa mide 50 centímetros de ancho, pues explotamos el terreno al máximo, y fastidiamos a las parejas o familias que les hubiera gustado salir a caminar, pues sólo pueden hacerlo si caminan en "fila india".

Estacionamos nuestros autos sobre la banqueta y agredimos a los caminantes, obligándolos a caminar por la calle, nos vale si los atropellan.

Nos paramos en doble fila ("sólo un minutito") y fastidiamos a los que quieren llegar a tiempo a algún lugar. Nos paramos en los lugares reservados y agredimos a los discapacitados, al cabo nadie del súper o del centro comercial nos va a reclamar.

Y este agredir a los demás es estimulado por medios como la TV que, explotando el morbo, van matando nuestra sensibilidad al dolor ajeno, pues saturan sus...

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