Da Padre Loncho adiós a regios

AutorVicente Guerrero

"Delante de todos ustedes reconozco al Señor que ha actuado y, junto con ustedes, le pido que siga actuando a través de mi persona en esta nueva tarea que voy a asumir", expresó un Padre Loncho emocionado hasta las lágrimas, en la misa de despedida antes de su ordenación episcopal.

A dos días de asumir el cargo como primer Obispo de Piedras Negras, encomendado por el Papa Juan Pablo II a partir del 8 de enero, Monseñor Alonso Garza Treviño se despidió ayer de los fieles regiomontanos.

Las instalaciones interiores y exteriores de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús fueron insuficientes para albergar a los asistentes que quisieron atestiguar este emotivo adiós, antes de su ordenación que será mañana en la explanada del Templo Mártires de Cristo Rey, en Piedras Negras.

El Padre Loncho agradeció, en la homilía de las 12:00 horas, a un Dios misericordioso, por el cual tiene que seguirse cuidando para llevar a cabo una nueva tarea y ser un efectivo obispo o sucesor de los apóstoles.

"Semana tras semana, en los distintos lugares donde el Señor me ha concedido el privilegio de servirle, explicando para que la gente comprenda cómo servir mejor, yo también lo hago y quiero compartir con ustedes lo que esta palabra ha significado para mí", explicó durante la homilía.

Esa vocación de servicio del sacerdote ha movido a cientos de feligreses a seguir sus pasos, aunque haya que trasladarse kilómetros para escuchar sus homilías, como en el caso de Onésimo Piña y su esposa Aracely Treviño, de la Colonia Linda Vista, quienes ayer apartaron su lugar desde las 10:30 horas.

"Se lo digo a Dios aquí, delante de ustedes, mis queridos fieles, que me siento muy contento, me despido de ustedes, me presento a Dios y le pido que siga derramando gracias en la hermosa Arquidiócesis de Monterrey", continuó con un nudo en la garganta.

Pidió a los fieles seguir apoyando a la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, a su párroco y al Padre Alfonso Figueroa, a la Iglesia en general.

"Por ustedes he podido ser quien soy, no tengo más palabras que decir, mas que las de siempre: cuenten conmigo. Pídanle mucho al Señor, mucho que me siga bendiciendo. Dios los bendiga", culminó la homilía para recibir después una lluvia de aplausos y cientos de sollozos.

¡Cuanto cariño!

En primera fila, don Cipriano Garza e Irma Treviño, padres del Obispo electo, permanecieron emocionados y recibiendo cientos de abrazos que, en una rara mezcla de tristeza...

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