Su cruzada es la prevención

AutorFernanda Ramón Garza

Cuando Luis Carlos Treviño de la Garza llegó a Cultura Cabal en el 2008, las acciones en la ciudad para combatir el consumo excesivo de alcohol eran más a base de prueba y error.

Los datos sobre el daño del alcohol eran evidentes, pero nadie parecía saber cómo afrontar el problema de manera concreta y colectiva.

Hoy, ocho años más tarde, y en el marco del décimo aniversario de la organización, el economista y presidente del consejo de Cultura Cabal está convencido de ofrecer el mejor método para la prevención eficaz del abuso en el consumo del alcohol.

Formada en 2006 por un grupo preocupado por las graves consecuencias de la adicción, en la actualidad la organización ha ayudado a más de 250 mil personas en más de 30 comunidades del área metropolitana de Monterrey, desde San Bernabé hasta La Risca, empresas privadas y preparatorias del Conalep.

EL MODELO 'CRUZADA CABAL'

Su modelo de intervención "Cruzada Cabal" se cimenta en la filosofía de que la única forma de combatir las adicciones es en el seno de la comunidad cuando sus propios miembros buscan resolver el problema.

Los mismos vecinos de las colonias, empleados y estudiantes, voluntariamente, se unen para capacitarse e influir en sus compañeros, amigos y familiares a través de sesiones informativas, pláticas y talleres.

"Trabajan uno a uno en las casas, en las oficinas, debajo de un árbol, en una escalera, en un pasillo, en todos lados. Nosotros no necesitamos construir centros comunitarios", dice Treviño de la Garza.

POR LA PRODUCTIVIDAD ECONÓMICA

Treviño de la Garza recuerda cuando se percató de la dimensión del problema socioeconómico que genera el alcoholismo en Monterrey.

En una gasolinera escuchó sin querer la conversación de dos despachadores: "oye, ¿ya vamos a ir a comer?", le preguntó uno al otro. "¿Y las caguamas, qué?", le respondió el otro.

Curioso, Treviño de la Garza decidió preguntarle cuántas cervezas se tomaba por semana, a lo que el hombre respondió sin sobresalto que de dos a cuatro entre semana y de ocho a nueve los fines de semana.

Si hacía cuentas rápidas, su consumo significaba un gasto de 3 mil pesos mensuales en alcohol, lo que invariablemente tenía repercusiones económicas en su familia.

Las cifras coincidían con los datos de las investigaciones de los últimos años del Centro de Investigaciones Económicas de la UANL y el Conacyt.

"Tenemos un problema social muy, muy grande, y por eso no se extraña que tengamos 35 años de estancamiento en la productividad"...

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