Coordenadas / Subsidiar la demanda

AutorEnrique Quintana

¿Sabe usted qué tienen que ver Elba Esther Gordillo y los subsidios a la demanda?

Una de las características de la política mexicana es que, con frecuencia, la discusión se concentra en las envolturas y no en lo envuelto.

Esto convierte los dichos de los políticos en frases vacías para el grueso de la población.

Las luchas de los partidos o de los legisladores se convierten más bien en pirotecnia.

En lugar de que haya una verdadera batalla de ideas, con municiones pesadas y armas verdaderas, es decir, argumentos e información, todo son fuegos de artificio en donde ganan usualmente los más vistosos, aunque sean simples luminarias que duran tan solo unos momentos.

Hay un personaje que se ha convertido en protagonista de la vida política mexicana en los últimos días: la maestra Elba Esther Gordillo.

Más allá de la indudable habilidad personal que haya tenido, el poder de la "maestra", como genéricamente se le conoce, deriva de encabezar de facto desde hace 16 años el sindicato más grande del País y, de hecho, uno de los más grandes del mundo, el de los maestros.

Sin embargo, se pierde de vista que, por años, el sindicato magisterial, en todas sus fracciones, se ha convertido en uno de los obstáculos fundamentales para que pudiera realizarse en México una de las reformas que nadie quiere proponer, pero que sería crucial para cambiar al País, la de la educación.

Hay un reconocimiento generalizado de que una educación de calidad, particularmente a nivel básico, es una condición fundamental para que el País funcione mejor. Pero, cuando se trata de cambiar a fondo, entonces casi nadie se lanza al ruedo.

Desde hace ya muchos años se ha discutido en el mundo la posibilidad de modificar radicalmente el financiamiento a la educación en todos los niveles, cambiando la dirección de los subsidios, de la oferta a la demanda.

En el Presupuesto de Egresos para el 2005 se asignan a la SEP cerca de 120 mil millones de pesos, de los cuales 115 mil millones son para gasto corriente.

Estos recursos subsidian hoy la oferta de la educación pública.

Simplemente, a modo de ejercicio, veamos qué sucedería si el 75 por ciento se asignara a la educación básica. En ese caso, le tocarían 3 mil 750 pesos por alumno.

Con estos recursos, cada jefe de familia estaría en condiciones de entregar sus vales a la escuela en la que decidiera inscribir a sus hijos. Esta elección, desde luego, tendría que estar soportada en una información detallada y precisa de las características y...

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