Cony Delantal / No te quedes en tinieblas

AutorCony Delantal

Mi marido no siente nada, pero yo sí siento una tremenda impotencia de saber que existe un lugar tan románticamente perverso como El Tinieblo de la Calzada Madero y no nos atrevamos a vivirlo.

Dicen que la cosa ya no está como antes, bueno, el que más dice eso es Medina, pero, le creas o no, el hecho es que se nos sigue arrugando la voluntad de sortear esa calzada en las tinieblas de la noche.

Yo no me canso de insistir. Gordooo, ora sí llévame a cenar a El Tinieblo de Madero. Pero se me pone de un tono pálido amarillento que rápidamente cambia a morado alterado y comienza a balbucear incoherencias como minion mutante. Lo único que le entiendo es: 'tas loca.

Y entonces hago esa cara que me sale bastante bien, así como de que me encuentro devastada, tipo Lindsay Lohan en foto de correccional, pero el minion vuelve a proferir tarugadas sin sentido, y ahora se defiende con un sermón plagado de leyendas urbanas recicladas que ya no asustan a nadie, para rematar con el cuento de que para qué exponerse si hay sucursal en el Centrito.

Pues no es lo mismo -y obviamente no está más barato- y no requerimos traer al Dr. Simi para certificarlo.

Ponle que El Tinieblito del Centrito tiene cierta aura de romanticismo heredado, pero acaba cediendo su encanto ante el reventón de música y cigarro que ahí se gesta. El volumen comienza a subir, el aire a viciar y el amor a esfumar entre tanto fumar.

Y todo se desarrolla frente a unos letreritos muy inútiles que exhiben un cigarro tachado, lo que en cristiano -y en cualquier otra religión- significa "no fumarás", pero estos herejes simplemente los tienen adornando las paredes en son de burla.

Vamos de regreso a la Calzada. Nomás en las ideas, porque no me dan permiso de ninguna otra forma. Entiendo que sobran razones para sacarle la vuelta, pero hay una muy poderosa por la que vale la pena correr el riesgo; y el riesgo es enamorarse.

¿Lo conoces? Tiene una de las atmósferas más propensas al idilio desenfrenado, casi pervertido, entre bizarro y excitante. Ahí el pulso sí que se acelera, la sudoración te invade y el corazón palpita con arritmia incontrolable. Y tú me dirás: sí, pero de nervios. Y yo te doy la razón, pero el propio temor a lo prohibido y arriesgado lo hace más apasionante.

Entre tantos tugurios aledaños es como ir a meterte al santuario de Sodoma, donde el peor pecado es pecar de gula. Su sabor te tienta, pero sabes que unos frijoles matones también pueden aniquilar una relación, así es que lo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR