Conquistan con sencillez

AutorVicente Guerrero

Si el teatro tiene la facultad para reflejar la cotidianidad, sea buena o mala, y servir como un espejo de una realidad agobiante y cruda, y además posee el poder de transformarla para que el espectador se ría de ella, entonces "Hasta luego, amor mío" cumple con todas las expectativas.

La risa como vehículo para demostrar una realidad es lo que la Magdalena Hidalgo propuso en la puesta en escena de la pasada noche del domingo en el Teatro José Calderón, al dar forma al texto del dramaturgo regiomontano Adolfo Torres.

Una trama sencilla y nada complicada: un matrimonio como el que pudiera existir en alguna colonia de Monterrey, o bien en un sitio popular de Quintana Roo, de donde proviene la Compañía Municipal de Teatro de Cancún, con sus desavenencias conyugales que sin desenfado se desbordan frente a su única hija.

La directora de origen regiomontano vuelve a esta plaza para conducir esta breve obra que bien podría catalogarse, a juzgar por la aceptación de los espectadores que llenaron la sala, como un encuentro con tintes de farsa entre público y actores.

Hidalgo, quien hace 11 años emigró a Cancún, luego de estar en el grupo Matraz, propone a través de esta obra un juego de espejos en el que el asistente ríe sin medida y se familiariza con las actitudes grotescas...

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