Comparten dolor por desaparecidos

AutorDaniela Rea

Enviada

CIUDAD JUÁREZ.- La Caravana del Consuelo encontró su camino sembrado de testimonios de una faceta hasta hace poco soterrada, en el marco de la ola de violencia que enfrenta el país: las desapariciones y desapariciones forzadas.

Detrás de los 40 mil muertos del sexenio masacrados, decapitados o colgados, se ocultaban las historias de personas arrebatadas a sus familias y comunidades, lo mismo civiles que miembros de las fuerzas de seguridad.

En Morelia, la voz de María Elena Herrera Magdaleno rasgó la noche. Sostenía una lona con la fotografía de sus cuatro hijos desaparecidos. Cuatro hijos. Su imagen sería la constante en la caravana: las mujeres, en su grande mayoría, sacudieron el miedo y contaron su propia versión de la guerra.

María viajó 9 horas para denunciar que sus hijos le fueron arrebatados en Guerrero y Veracruz, sólo por andar, supone ella, en vehículos con placas de Michoacán. El estigma. En Pajacuaran pueblo que vive de la compra y venta de oro, hay en total 19 ausencias. "Se los llevaron, cada noche imagino su cara esperando volverlos a ver". Al terminar su testimonio Olga Reyes Salazar y Teresa Carmona la abrazaron en silencio. Las tres lloraron por sus hijos y hermanos muertos y desaparecidos.

Ahí, Teresa se dio cuenta que lloraba no sólo a su hijo universitario asesinado en casa. La mujer que cruzó prácticamente el País desde Cancún, se dolió con los testimonios de otras madres mutiladas, incompletas, sin el consuelo que al menos siente: le dio sepultura y no es una sombra en busca de su rastro en cada pesadilla.

Morelia fue la tercera parada de la Caravana del Consuelo convocada por Javier Sicilia, el poeta que le dio voz a los dolientes de esta guerra. La muerte de su hijo Juan Francisco nombró a los muertos convertidos en criminales y mostró a los desaparecidos: las plazas de Michoacán hasta Ciudad Juárez conocieron los rostros de quienes no han regresado y el día a día de sus familias: la culpa de dormir en una cama, de comer, de ser feliz.

En su recorrido de 7 días y más de 3 mil kilómetros la caravana cruzó la ruta del dolor, de la sangre, tejió los caminos de los estados Morelos, Ciudad de México, Michoacán, San Luis Potosí, Zacatecas, Durango, Coahuila, Nuevo León y Chihuahua, donde fueron asesinadas 19 mil personas. La mitad de los 40 mil muertos de la guerra contra el narco.

La guerra no dio tregua durante la caravana. En San Luis Potosí, cuando el poeta que regañó al público al decirles que con mentadas...

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