La ciudad de la gula

AutorSergio Zepeda

No hay que comer ni con demasiada delicadeza, ni demasiado pronto, ni pagando un precio muy alto, ni de manera voraz, ni en cantidad extrema.

Había leído que, para algún santo del siglo 6 ésas eran las cinco formas de pecar por gula. Y yo estaba listo para experimentarlas todas. ¿Cómo encarar el recorrido que nos esperaba, si no con absoluta gula?

Estábamos en Las Vegas, y teníamos cinco días de comilona distribuidos en 10 restaurantes, 45 tiempos y una innumerable cantidad de bocadillos y bebidas; tantos, que sería imposible nombrarlos todos aquí.

Así que, para los primeros días, decidimos convertir las recomendaciones de aquél santo en una cínica guía de usuario bastante útil para adentrarse por el mundo gastronómico de la bien llamada Ciudad del Pecado.

Mucha delicadeza

Primero nos dirigimos hasta el Venetian, uno de esos casinos construidos en los 90 cuya temática recrea las glamorosas ciudades europeas. Ubicado en Las Vegas Boulevard, The Venetian fue abierto en 1996, pero no fue sino hasta el 2004 cuando abrió el restaurante que nos ocupa, el Aquaknox.

Estamos en la mesa del chef dispuestos a degustar un menú de cinco tiempos: queso con compota de higo, una curiosa ensalada de cangrejo y camarón, un típico pescado John Dory, un filete miñón en reducción de licor de Madeira, y un pastel de chocolate.

"Esta ensalada es tan sutil: el melón, los pequeñitos vegetales y el cangrejo...", comenta a mitad del segundo tiempo y dirigiéndose a nadie en particular uno de nuestros compañeros de travesía, un inglés dedicado a documentar la sórdida vida de las dinastías aristocráticas.

"Está deliciosa", dice con un acento que remite a las clases acomodadas londinenses.

Dos tiempos después, ya olvidado el delicado contraste entre el melón y el cangrejo, me descubro pensando que mi filete va de manera exquisita con el vino que acaban de servir. Tardaré en averiguar que se trata de un vino del Valle de Santa Ynez, justo donde se filmó la película Entre Copas. Detalles de los que uno se entera apenas cuando se entrega de llano a la tentación.

Un precio muy alto

Es todo un lujo comer en L'Atelier, de Joël Robuchon, dentro del MGM Grand. Aquí hasta un sencillo puré de papas lleva la firma de la alta cocina.

El menú de degustación más económico tiene un costo de más de 100 dólares. Y eso que no nos hemos aventurado al restaurante que lleva el nombre del chef francés, donde una degustación de 16 tiempos cuesta poco más de 4 mil 500 pesos.

Por lo pronto...

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