Una ciudad de altura

AutorAlina Carbajal

FOTOS: KARLA AYALA

ENVIADAS

Bajo un impresionante cielo azul lleno de nubes, rodeada por volcanes y cumbres de la Cordillera de los Andes, se encuentra Quito.

Hasta hace unos años, la capital ecuatoriana era vista como una puerta de entrada a las Islas Galápagos y la mayoría de los visitantes que llegaban a ella, sólo lo hacían para ir al Monumento de la Mitad del Mundo.

Pero esta apacible capital es mucho más rica y diversa. No por nada, en 1978 fue la primera ciudad en ser distinguida por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Desde entonces unos 130 monumentos y 5 mil edificios que componen el Centro Histórico han sido registrados para su conservación.

El primer cuadro de la urbe es nuestra primera parada y así como lo descubrirá el viajero, Quito regala a sus visitantes hermosas vistas panorámicas por las mañanas.

Así, subimos a las cúpulas de la Catedral Metropolitana para apreciar, desde lo alto, la belleza de la Plaza Grande con sus árboles y flores, los edificios y el imponente Palacio de Gobierno, donde los lunes se puede observar una animada ceremonia de cambio de guardia.

Al bajar recorremos la típica calle Venezuela para dirigirnos a conocer la Iglesia de la Compañía, una de las joyas arquitectónicas del barroco andino, pero a lo lejos la estatua de la Virgen alada del Cerro del Panecillo vigila nuestros pasos hasta que viramos hacia otra calle.

Divisamos una imponente fachada de piedra y sabemos que es el templo jesuita que buscamos. Al entrar en él es inevitable levantar la mirada y mover la cabeza de un lado a otro para apreciar todos los matices del oro que recubre los altares, retablos, pilares y bóvedas. ¡Otra...

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