Cien años de Gracia

AutorDaniel de la Fuente

El fallecido historiador Celso Garza Guajardo calificó a don Alfredo Gracia Vicente de "bondadoso caballero del viento".

"Siempre fiel a la bondad y al fin de la cultura", subrayó, "que es la dignidad del ser mismo".

El cronista se refería al legado de este soñador nacido hace 100 años, el 6 de agosto de 1910, y fallecido en 1996. Don Alfredo fue el menor de 13 hijos, de los cuales sobrevivieron ocho, que tuvieron Francisco Gracia y Rosa Vicente, en Castel de Cabra, en Aragón, España.

Su hijo, el pintor Alfredo Gracia Aguilar, dice que sus primeras lecturas fueron "El Quijote" y "La Biblia". A los 9 años fue enviado a Barcelona con su hermana Constancia para que estudiara. Otra hermana tenía un hijo ciego de la edad de don Alfredo, por lo que éste le leía e iban a la zarzuela, donde le describía mientras escuchaba la música.

Así nació su amor por enseñar. A los 14 años estudió para maestro. Al graduarse dio clases en primarias y, 10 años después, se casó con María Luisa Aguilar Galcerán, también educadora.

La Guerra Civil lo alejó de las aulas, pero no de la enseñanza: al alistarse con la República, en 1936, don Alfredo, quien siempre puntualizó que no empuñó armas, además de cavar trincheras y desplazar municiones daba clases a sus compañeros, colaboró con el poeta Miguel Hernández en la redacción de una publicación y elaboró un periódico, El Burro Ilustrado, que colgaba a ese animal para que llevara noticias.

Participó en las batallas de Teruel y del Ebro. Contaba que de 3 mil que empezaron en su brigada, terminaron 30. No daba detalles. Le avergonzaba, decía, aun cuando sus ideas reflejan su heroísmo: no le temía a la muerte, apuntaba, sino a la vejación.

Tras la derrota, huyó en 1939 a Francia, donde fue concentrado. Pronto se reunió con María Luisa y su padre, cónsul en Niza. Gracias a la organización Old Quaker ("los cuáqueros", decía), salió de Le Havre el 6 de octubre de 1939 hacia Nueva York, donde residía su hermana Constancia.

Grande habrá sido la emoción del español, cuyas fotos de entonces lo retratan delgado y de mirada taciturna, al contemplar por primera vez la Estatua de la Libertad desde el buque en el que cruzó el Atlántico hacia el exilio.

El 30 de noviembre de 1939, el Siboney de don Alfredo y María Luisa atracó en Veracruz. De allí viajaron al DF y quizá enseguida a Tampico, donde dio clases con otros españoles al fundar el Colegio Cervantes.

En ese lapso conoció a Justo Elorduy y a su esposa Clementina Hevia, él...

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