Chile, con todo y con todos

AutorHugo Hernández

La visita de Chile como país invitado es abundante en cantidad, calidad y variedad. No creo exagerar al afirmar que, a diferencia de su presencia en la FIL, a la Muestra sí viene con lo mejor de su producción, en este caso cinematográfica. El programa, así, ofrece una visión de lo más representativo de su cinematografía. Desfilarán por aquí un buen número de ficciones y documentales, largometrajes y cortometrajes que permiten acercarse a lo mejor del cine chileno. El honor y el placer son nuestros.

Las ficciones han sido divididas en dos bloques: Clásicos y Cine en Democracia. En el primer paquete es posible encontrar las imprescindibles de los imprescindibles. En la mayoría de las cintas es evidente el peso de la situación social: algunas historias se inspiran en la historia o en episodios que efectivamente sucedieron. Aparecen las realizaciones más importantes de Miguel Littín: El Chacal de Nahueltoro (1970) y Actas de Marusia (1975), ésta última de producción mexicana. De Raúl Ruiz, quien posee una prolífica e importantísima filmografía en Francia, será posible ver Tres Tristes Tigres (1968), su ópera prima. Aldo Francia filmó poco, lo que no impidió que su cine tuviera particular relevancia: Valparaíso Mi Amor (1969) impactó en su momento por su crudeza y su afán de denuncia, convirtiéndose en emblema de un cine con profunda vocación social. Cierra esta selección Julio Comienza en Julio (1979), el segundo largometraje de Silvio Caiozzi. Es considerada como la mejor película chilena del Siglo 20. No sé si será tal, pero en todo caso estoy de acuerdo. Es una extraordinaria cinta: a mi juicio es la mejor ficción que presenta el invitado.

En el segundo grupo figuran algunos de los títulos más importantes en el período que inicia en la segunda mitad de los 80 y abarca hasta nuestros días. Siete producciones conforman este bloque. Por riguroso orden cronológico, desfilan a continuación:

Imagen Latente (1987) de Pablo Perlman, es una obra valiente, redonda en lo formal, que deja constancia del dolor por los desaparecidos. La Luna en el Espejo (1990) muestra a un Silvio Caiozzi maduro, capaz de establecer una convincente atmósfera...

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