México Channel / Recuerdos de un sureste candente

AutorHarry Möller

Del arcón de lo insólito saquemos hoy esta perla: en todo el país sólo se ha dado un caso de una capital regional con gobierno totalmente indígena, en medio de una selva sin caminos ni medio alguno de comunicación.

Unicamente aquí se hizo "hablar" a una cruz cristiana, y solamente aquí fue construido un ferrocarril exclusivamente para uso militar.

No es fácil acertar con el lugar, ¿verdad?

El año: 1850. Hacía tres años que los indígenas mayas habían iniciado una terrible revuelta: la llamada "Guerra de las castas", rebelión de los esclavos contra sus amos, (indígenas mayas contra blancos y mestizos) que incendió toda la península de Yucatán, antes de que existieran como entidades políticas Campeche y Quintana Roo.

El dominio de los mayas era total en la costa del actual Quintana Roo, y el Gobierno de Yucatán, al igual que el federal, se veía imposibilitado para apagar aquella insurrección que contaba a su favor con un fanático fervor, con armas y municiones que proveían comerciantes ingleses a cambio de caoba, palo de tinte y otras maderas, y con el factor natural: la selva, densísima y muy vasta.

Además de todo ello, la costa estaba guarecida por la gran barrera de arrecifes desde la isla Contoy en el norte yucateco, hasta más allá de Belice.

Unicamente había una diminuta caleta apropiada sólo para lanchones: Vigía Chico, por la cual los ingleses embarcaban los productos mayas. Era un secreto. Por lo demás no existía otro lugar donde realizar un desembarco.

Toda la costa, desde Tulum hasta Xcalak era posesión maya y tenía su propio gobierno, instalado en el poblado de Chan Santa Cruz, como culminación de una leyenda aceptada en toda la región: la "cruz parlante", invención de un desertor del ejército yucateco: José María Barrera.

Se trataba de una gran cruz labrada con machete en una corpulenta ceiba; junto a ella un ventrílocuo, Manuel Náhuatl, emitía los mensajes enardecedores: "la cruz parlante es aliada de los mayas, es la fuerza espiritual que los guía, es la unidad en una sola voz de mando".

Varias veces Chan Santa Cruz fue tomada por las tropas yucatecas y otras tantas recuperada por los mayas; así transcurrió medio siglo.

En 1900, los ingenieros del General Ignacio A. Bravo, jefe de la campaña, dieron con la oculta caleta, se hizo un embarcadero, y de inmediato arribaron lanchones federales transportando rieles de acero y maquinaria para construir un ferrocarril que transportara soldados, armas y equipos imposibles de hacerlos...

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