Un castillo que fascina

AutorMónica Delgado

CHANTILLY, Francia. - El seductor nombre de Chantilly evoca en Francia a uno de sus castillos más encantadores. Aunque también es una localidad sinónimo de hipismo y un lugar ideal para realizar paseos campestres, sin olvidar que dio su nombre a la gustosa crema inventada en el siglo 17 por Vatel, el primero de los grandes chefs de cocina.

Fasto, lujo, pompa y romanticismo riman con este palacio, templo de grandes obras de arte y escenario de fiestas que provocaban la envidia hasta del propio Rey Sol, creador de Versalles.

Situado a 45 kilómetros al norte de París, el castillo sumerge al visitante en el ambiente aristocrático del siglo 19. Todo está como lo dejó Enrique de Orléans, Duque de Aumale, quinto hijo del último rey de Francia, Luis Felipe.

Al morir, en mayo de 1897, el Príncipe legó todas sus propiedades al Instituto de Francia, organismo que reúne las academias del conocimiento como la Academia de la Lengua francesa, la de las Bellas Artes o la de las Ciencias. La única condición fue que la arquitectura, la museografía y la decoración interior se conservaran tal como las dejó.

Así, en las habitaciones, que después de una larga restauración abrieron de nuevo al público a principios de 2019, se respetó su voluntad hasta en la fiel reproducción del material y los estampados de tapices, cortinas, papel tapiz o tapicerías de muebles.

"Hay detalles que nos tomaron días para instalarlos como estaban en la época del Duque de Aumale. Por ejemplo, el telón que separa en dos el baño de la Duquesa", dijo el arquitecto encargado de la restauración y especialista de patrimonio, Pierre-Antoine Gatier.

En la habitación violeta, por ejemplo, se buscó reproducir el mismo tono que el propio Duque de Aumale había elegido en señal de luto por la pérdida de su esposa, precisó.

Mucho ayudaron los archivos y las acuarelas de Eugène Lami (1800-1890).

El artista, inicialmente pintor oficial del rey Luis Felipe y de la casa real de Orléans, es autor de una obra pictórica que recrea con detalle la vida diaria de la aristocracia de la época. Lami se dio a la tarea de amueblar y decorar las habitaciones de los duques respetando estilos, temas y corrientes históricas, recurriendo a los mejores artesanos y artistas.

No obstante, a nivel de las colecciones de arte, el Duque de Aumale era amo y señor. La organización para colgar cuadros le era muy propia, y en su testamento exigió que se respetara. La colección de pintura clásica que reunió es todavía la segunda...

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