Cartas a El Norte/ Comprender y ayudar

Sr. Director.

En el recorrido de nuestra casa al lugar donde trabaja mi padre, veníamos comentando la muerte del Subsecretario de Comercio: Un hombre joven y guapo, con una familia, buena posición social, doctorado en Economía, que aparentemente atentó contra su vida en la forma más sanguinaria posible, cortándose las venas de las muñecas, de la pierna y del cuello, rebanándose la yugular, lo que según los reportes médicos, le provocó una agonía de seis horas.

Para nosotros no tenía sentido su muerte, si no se encuadraba en una vida llena de aparentes triunfos y logros sociales y económicos, sin ninguna derrota o fracaso. Pensaba que probablemente él consideraba la creación del Renave como un hijo suyo, una obra suya, y que al ser rechazado éste por la sociedad, a él también lo rechazarían.

Me imagino su dolorosa agonía...

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