Purificación Carpinteyro / No amenacen

AutorPurificación Carpinteyro

El contenido de este artículo, el de esta edición del diario, el de una llamada telefónica, el de una búsqueda en internet y el de un programa de radio o de televisión es determinante de su valor para sus receptores. Empero su trascendencia y capacidad de incidir dependerán de la capacidad de distribución, de tal suerte que pueda llegar a los individuos a los que pudiera serles relevante.

Sin difusión, hasta la más valiosa información muere junto con quien la conoce. Así que las ideas, los conocimientos, la cultura, el arte y todo tipo de información, en cualquiera de los formatos disponibles -texto, audio y video-, multiplica su valor geométricamente en función del número de individuos que pueden acceder a ellos, es decir, depende directamente de su capacidad de distribución.

Desde su origen, el contenido y sus canales de distribución mantienen una correlación directa que propicia que a mayor difusión, mayor sea el valor del contenido, y a mejor contenido mayor sea su difusión. Esta relación simbiótica es cierta, si y sólo si no existen barreras que impidan que cualquiera de las variables de esta sencilla fórmula funcione sin restricciones.

A través de las épocas fueron muchos los obstáculos que impidieron la difusión de ideas, conocimientos y de información objetiva y veraz. Sin embargo, los avances tecnológicos del siglo pasado derribaron las barreras del tiempo y la distancia, dando paso a la comunicación "en tiempo real". Y las naciones se abocaron a desplegar redes de telecomunicaciones y radiodifusión o a otorgar incentivos a quienes lo hicieran por cuenta de ellas. La consecuencia es que nuestro día a día es radicalmente distinto al de nuestros ancestros. Las redes de telecomunicaciones transformaron la forma en que la humanidad interactúa y se comunica, sin importar el formato: texto, audio o video.

Sin embargo, en el pecado llevamos la penitencia: fue lo invaluable de la capacidad de distribución de contenidos de los medios electrónicos de comunicación masiva por vía electrónica lo que los hizo presa de aquellos que, legitimados por el Estado, se apropiaron de ellos, y con ello se hicieron no sólo del control de los contenidos para ser difundidos a través de ellos, sino de la capacidad de generarlos o censurarlos.

Con el control de los medios electrónicos se confirió a sus dueños el inconmensurable poder de difusión en exclusiva de todo tipo de propaganda, así fuese axiológica, estética, cultural, ideológica y moral. Esta...

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