Carolina López / El amor y la voluntad

AutorCarolina López

"Conocerte ha sido nacer/ He dejado de mentir/ me he metido en el papel de quererte/ y no quiero salir...", Ella Baila Sola.

"En aquel momento de decirte yo a ti 'tú'/ y de decirme tú a mí 'tú'/ ya me olvidaba de toda la realidad/ y apoyado en algo tan leve, tan inmaterial como esa sílaba, 'tú'/ yo soñaba que no era mentira, que éramos novios, que me querías mucho, que el tú nos era ya familiar", Pedro Salinas.

"Muchos piensan que el amor es la causa del matrimonio, pero no es tanto la causa como su efecto forjado en el día a día", Isaley Garman.

"No se toma esposa, se entrega uno a ella. Casarse es quizá la manera más directa y exclusiva de dejar de pertenecerse", Gustave Thibon.

"Por supuesto que amar significa renunciar a una parte de la libertad personal, pero ¿quién dice que la libertad es el sumo bien? Lo importante es la capacidad de vivir mi propia vida en plenitud; la capacidad de realizar nuestros fines y alcanzarlos. Y uno de esos fines, el más importante y el único que da la felicidad verdadera, es amar. Con lo cual el amor, que limita la libertad, aumenta la felicidad. La libertad es un bien al servicio del amor", Pedro Blázquez.

"No escojas sólo una parte/ tómame como me doy/ entero y tal como soy/ no vayas a equivocarte", Joan Manuel Serrat.

"El amor sólo se da entre personas virtuosas", Aristóteles.

Todo lo que poetas, filósofos y compositores han escrito con respecto a la entrega en el amor es verdadero.

Sin embargo, en la vida diaria nos podemos encontrar con situaciones que están muy lejos de parecerse a lo que antes se expresa.

¿Qué hace que al estar en la etapa del noviazgo haya "mucho amor" y después, en el matrimonio, muy poco o nada? ¿Será que no hubo un amor verdadero? ¿O no será más bien que confundimos los sentimientos?

Vale la pena recordar que en el ser humano existe una serie de sentimientos naturales que no son estables ni permanentes.

La filosofía les llama actos del hombre y actos humanos, es decir, los primeros escapan a la voluntad humana, no están determinados por ella, ni siquiera se necesita de ella para que este tipo de actos se dé.

Un ejemplo simple de este tipo de actos es la digestión, el mantener el equilibrio vertical, y se incluye en este tipo de actos la mera atracción de pareja.

No se necesita de la voluntad para sentir la atracción de un hombre hacia una mujer o viceversa. Sabemos que este tipo de mecanismos está impreso ya en la naturaleza.

Pero hay actos superiores, los llamados actos...

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