Carmen Aristegui/ Woldenberg

AutorCarmen Aristegui

Inesperadamente, el nombre del consejero presidente del IFE ha aparecido en conversaciones dentro de una parte importante de la industria de la radio y la televisión de nuestro país. Las discusiones sobre la iniciativa de ley y de la enésima consulta organizada para revisar el tema han vuelto a polarizar las posiciones.

Por un lado, se reavivan los planteamientos que se han venido formulando, por lo menos el último cuarto de siglo, sobre la necesidad de un cambio integral en la realidad jurídica de los medios electrónicos, y por otro se encuentra en el contenido de la iniciativa una amenaza para la actual vida de una industria que no vive sus mejores momentos en materia económica.

Unos piden democratización y otros acusan intentos de control. Unos piden ampliar opciones y otros apelan a razones económicas. Unos acusan concentración y otros piensan que los quieren hundir.

La negativa a participar en estas audiencias por parte de los representantes de los concesionarios es una muestra más de cuán divisivo es el asunto.

Hoy tenemos modificaciones reglamentarias en las que no participaron los que durante meses fueron interlocutores y, por lo tanto, no son aceptadas por todos, y una iniciativa de ley en la que los concesionarios no ven sino acechanzas, en la cual tampoco se sienten representados.

A esto hay que agregarle una realidad poco propicia dentro del ámbito legislativo para construir una verdadera reforma de medios que, a su vez, forme parte fundamental de una Reforma Política del Estado. Ahí es donde el inmovilismo resulta imperdonable.

Ha comenzado el último periodo de sesiones de la LVIII Legislatura. Será un mes y medio en donde los legisladores, en el mejor de los casos, revisarán proyectos sustantivos como éste, al mismo tiempo que se ven envueltos en la vorágine de pugnas electorales que los hace más vulnerables a las presiones políticas y partidistas.

Dentro de la propia industria, hoy se escuchan voces que reconocen que la reforma legal para la radio y la televisión es una asignatura inevitable en el marco de nuestras pretensiones democráticas. Genera rechazo plantear el tema sobre límites a la concentración de propiedad o la idea de abrir más frecuencias a partir de nuevas tecnologías aduciendo razones económicas, pero se percibe mayor receptividad a otros elementos que le darían un nuevo rostro a las reglas del juego en este sector.

En ese punto está el tema de la creación de un organismo "con carácter autónomo, personalidad...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR