Carmen Aristegui F. / ¿Terrorismo?

AutorCarmen Aristegui F.

¿Es un exceso equiparar con crimen organizado las prácticas de defraudación y facturación falsa, como alega la Oposición? ¿Es terrorismo fiscal lo que se acaba de aprobar en el Senado esta semana? ¿Pone en riesgo a la seguridad nacional la masiva práctica de engañar al fisco? Vayamos por partes.

En una situación de relativa normalidad, sí, podrían considerarse muy agresivas las medidas que se están tomando, pero si esa práctica se convirtió en algo masivo, descontrolado y monumental como es el caso en México, entonces de lo que estamos hablando es de otra cosa.

La jefa del SAT, Margarita Ríos-Farjat, ha informado que en los últimos cinco años la falsificación de facturas aumentó 21 veces.

Para Ríos-Farjat, y para cualquiera que quiera verlo, para llegar a ese nivel tan crítico en sólo un lustro tuvo que existir "la anuencia de muchos poderes... había un dejar pasar, dejar hacer, y ese tipo de cosas generalmente no las dejas hacer si no tienes un beneficio... todos tenían conocimiento".

La funcionaria dijo también que en investigaciones al interior del SAT se ha identificado una fuerte correlación entre el incremento de facturas falsificadas y el uso de la llamada Compensación Universal, el esquema por medio del cual los contribuyentes que cuentan con un saldo a favor por el pago de ciertos impuestos lo compensan para saldar otros que presentan adeudos.

En algún momento, se decidió autorizar que los contribuyentes no dieran aviso de la compensación y que se hicieran las solicitudes en automático, y eso disparó el uso de la compensación a niveles hasta del 20 por ciento, cuando históricamente su utilización no pasaba de entre el 1 y 2 por ciento.

Con compensaciones automáticas, sin oportunidad para el fisco de hacer su tarea para fiscalizar las transacciones, se abrió una ventana enorme para trampear y el camino perfecto para lavar dinero.

Los "factureros" conocían perfectamente los tiempos y el modo de operar de Hacienda. Sabían cuánto tiempo tardaría el SAT en identificar sus irregularidades y operaban en ese marco de tiempo para no ser fiscalizados.

Las facturas falsas reconocidas y registradas oficialmente son casi 9 millones, pero no se sabe cuántas más no fueron registradas y por lo tanto pudieron ser utilizadas para lograr deducibilidades ilegalmente y para lavar cantidades indeterminadas de dinero, muchas de las cuales tuvieron como origen al crimen organizado.

Estamos pues, según la explicación del SAT, frente a un marco de evasión e...

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