Carmen Aristegui F. / Por el bien de México...

AutorCarmen Aristegui F.

El momento es delicado y aunque el Presidente festine el 0.1 anunciado por el Inegi, con el que de milagro se evitó la declaratoria técnica de recesión, es obvio que la desaceleración económica es un hecho.

El contexto internacional se desacelera y el Gobierno mexicano toma medidas contracíclicas con grado de urgencia. Echó mano de 120 mil millones de pesos del Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios.

Deberá también ejercer con rapidez y eficiencia el gasto público que le resta en este año y hacer uso del que ha subejercido. El primer semestre no gastó 123 mil millones de pesos que tenía presupuestados y que, en este contexto, tiene que poner a trabajar ya. Todas las proyecciones van a la baja, salvo las del Presidente.

Por supuesto que no son suficientes sus ganas -y de todos los que no queremos que se vaya al carajo México en materia económica- para hacer que la economía crezca o, por lo menos, que no se desplome en un ambiente recesivo y de desaceleración como éste, pero sí es importante que haya un ánimo, disposición y acciones genuinas entre autoridades, inversionistas, consumidores y, en general, todos los agentes económicos para hacer que la economía se dinamice, se mueva y crezca. No hacer nada para que la profecía de la recesión se autocumpla no debe ser aceptado.

Los grandes capitales ya deben dejar de tomarse fotos y visitar al Presidente, o, si lo hacen, que lo hagan con proyectos e inversiones concretos bajo el brazo y con un cronograma verificable de su cumplimiento. La responsabilidad que tienen con México es grande.

Los bancos e instituciones financieras, obligadas de por sí a financiar el desarrollo, en un contexto como éste están más obligadas que nunca a promover, agilizar y facilitar financiamientos para proyectos productivos. No pueden quedarse cruzados de brazos recibiendo, como hasta ahora, los beneficios y ganancias más altas del mundo, según han reconocido en sus propios informes las empresas internacionales que dominan la banca en México.

Quienes han visto crecer patrimonios y fortunas en un modelo que agudiza las desigualdades y privilegia la concentración de la riqueza, deben apreciar -ya no digamos agradecer- que el Gobierno de López Obrador no está planteando medidas que pongan en riesgo ni capitales, ni fortunas, ni siquiera...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR