Carmen Aristegui F. / 8/9M-coronavirus

AutorCarmen Aristegui F.

Días antes de que se declarara pandemia global por el nuevo coronavirus, covid-19, y se aceleraran los protocolos y procedimientos de contención y mitigación en todo el planeta, miles o millones de mujeres se manifestaron en cientos de ciudades del mundo.

Al panorama sanitario se impuso el empuje de millones para exigir un nuevo paradigma social y un cambio civilizatorio que abra paso a un mundo justo, equitativo y libre de violencia para mujeres y niñas.

Al reclamo masivo contra la violencia feminicida y todas las violencias en contra de mujeres y niñas, se sumó la exigencia por la equidad económica, salarial, por los derechos reproductivos y por espacios reales en la política, la economía y, en general, espacios de poder simbólicos y reales.

En México la impresionante marcha del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, vino secundada por el 9M, paro nacional "Un Día Sin Nosotras", que cimbró por su alcance, significado y trascendencia.

Un número indeterminado de mujeres decidió no asistir a la escuela, no fueron a trabajar, dejaron de hacer compras, no concertaron citas, no usaron las redes, dejaron de hacer y tomar llamadas, no salieron a las calles, no manejaron sus vehículos, no tomaron el Metro, no asistieron al cine, abandonaron las calles. Simple y sencillamente, desaparecieron. Se trataba de hacer llegar el mensaje alto, fuerte y contundente.

La iniciativa de la actriz Vanessa Bauche y del colectivo veracruzano Las Brujas del Mar tuvo un crecimiento vertiginoso e inusitado y tocó las fibras de una sociedad horrorizada por historias de violencia extrema en contra de mujeres y niñas.

En pocas semanas, el llamado a la marcha y al paro generó lo que no se había visto en México. Con oportunismo o sensibilidad, que cada quien escoja, medios de comunicación, empresas, universidades y todo tipo de instituciones se manifestaron a favor del paro y se mostraron solidarios con las mujeres y niñas.

El Presidente manifestó distancia y desconfianza a una expresión genuina y transformadora. Acusó a la derecha y a los opositores de manipular el impulso feminista para dañarlo.

Obviamente, los detractores de la 4T habrán intentado eso y cosas peores, pero la dimensión y fuerza de lo que sucedía trascendió -con mucho- la mezquindad de los que hubieran querido treparse en ella. La muy disminuida oposición mexicana lejísimos está de poder orquestar algo de semejantes dimensiones.

Tristemente el Presidente López Obrador, cuya sensibilidad y habilidad...

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