Carlos Ortiz Gil/ Foxiana

AutorCarlos Ortiz Gil

Todo parece ir sobre ruedas en la actuación foxista.

Ha impresionado y sigue impresionando al pueblo.

Parece que la propaganda de campaña tiene una inercia que la hace seguir andando.

El Presidente electo cambia cada día más. Adopta la investidura.

Si fue burdo y grosero, ahora es cuidadoso en lenguaje, tiempos y modos.

Sus allegados alegan que todo lo anterior obedecía a la estrategia para ganar la elección. Ganada ya, es momento de demostrar otra personalidad: la del estadista.

Es verdad que Fox va siendo aceptado por gente de diversos niveles.

Unos porque les conviene. Otros por verle tamaños y finura al Presidente electo. Algunos porque no hay remedio.

Es sorprendente cómo la opinión pública va cambiando respecto a la imagen que tenía del candidato. De la desconfianza y el temor se ha pasado a la simpatía y al deseo de colaborar no con Fox sino con el país.

Mucho tiene que ver los perdones que ha pedido ya como Presidente electo. Eso lo engrandece y lo destaca.

Fox no quiere dejar rencores ni odios políticos, pero ellos son imborrables para muchos grupos y partidos cuya mezquindad es una amenaza a la estabilidad futura de México.

Para muchos no queda claro qué irá a hacer Fox. Pero también prevalece la idea optimista de que irá a hacer algo para que el cambio prometido se cumpla.

No todo lo prometido en la campaña se va a cumplir cabalmente. No hay con qué, simplemente. Esa realidad fue con la que chocó de frente el Presidente electo cuando se asomaron él y los suyos al ruedo del gobierno federal. El Ogro Filantrópico está casi en la miseria.

Para ahorrar, hay que reducir la burocracia. ¿Pero qué se hará con esos millones de desempleados? Además, está de por medio la palabra empeñada en que no debían tener miedo, porque no se realizaría una cacería de brujas y nadie con méritos perdería su empleo.

¿Qué otras formas hay de financiamiento, sin pensar de inmediato en el aumento en los impuestos? Ahí están los empresarios amigos de Fox para darle la mano. ¿Pero se la darán? Tan ampliamente como él lo espera, creo que no.

Recuerdo que en uno de los debates o entrevistas, no sé bien, le preguntaron a Fox lo mismo que yo ahora: ¿de dónde va a sacar dinero para cumplir sus promesas de aumentar el Producto Interno Bruto y el empleo sin crear mayor inflación ni apelar al endeudamiento público?

Entre sus ideas estaba la de aprovechar lo que se llevaba la corrupción. Luego, pues, es preciso acabar con este lastre. ¿Pero de qué manera?

Puedo...

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