Carlos Monsiváis / Memoria histórica

AutorCarlos Monsiváis

"El pasado es otro país, y allí no se pagan impuestos"

¿Qué nos incumbe del pasado histórico? O, quizás más precisamente, ¿a cuántos asuntos del pasado histórico se les ha permitido ser de nuestra incumbencia? En el siglo 20 mexicano prevalece el afán por controlar (seleccionar) el conjunto de los acontecimientos fundamentales o así considerados, ese acopio de documentos, imágenes, testimonios y recuerdos, de los que se pretende borrar los juicios éticos adjuntos, el rechazo a la ilegalidad del gobierno y a los saqueos de la oligarquía. No nada más se ha querido cancelar la memoria histórica, también y hasta el día de hoy a las protestas se les califica de "actos de subversión". Y la situación persiste en el siglo 21.

Más y menos deliberada de lo que parece, una maniobra se propone extirpar los depósitos humanistas y solidarios de la sociedad. A los gobiernos del PRI y de la "modernidad", a los del PAN y la "subsidariedad"; les tienen sin cuidado las actitudes cívicas, que ni siquiera conciben: tan sólo quieren librarse del enfado de la disidencia y hacer de "la amnesia inducida" otro instrumento de apoyo y de coerción. Y en el periodo que culmina y empieza su caída en 1968, la estrategia de "eliminación de agravios" incluye:

- Se controlan los medios informativos gracias a la compra de directores y reporteros, del "intercambio de favores", de las intimidaciones, del chantaje de la adquisición del papel a través de la Productora e Importadora de Papel Sociedad Anónima (Pipsa), de las concesiones en radio y televisión y la presión de los anunciantes.

- Se minimizan los hechos represivos: se volatiliza el conteo de cadáveres en las represiones, o incluso en las catástrofes naturales; se agigantan los "golpes a la estabilidad" de una marcha o de un movimiento; se promueven (más bien se les ordena a los empresarios) campañas de apoyo al gobierno en su "lucha heroica contra la hidra de la subversión"; se instrumenta la legión de artículos, en donde "analistas sesudos y seriamente comprometidos con México" denuncian al "enemigo en casa" y alaban las acciones furiosas del gobierno. "¡Se salvó la Patria!".

- Se culpabiliza a las víctimas. Ellos -en el caso de las manifestaciones pacíficas disueltas a tiros- han provocado a la policía, a los soldados, al régimen, a la sociedad; ellos han vociferado en la calle: "¡Muere el Buen Gobierno!"; ellos han rehusado la mano tendida generosamente por el Señor Presidente, ellos han puesto en peligro la paz de...

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