Carlos Monsiváis / La culpa es de los muertos

AutorCarlos Monsiváis

La matanza de 15 adolescentes en Ciudad Juárez en el transcurso de su fiesta ha sacudido al País, provocando un brote amplísimo de indignación moral ya inusual a propósito de los asesinatos del narcotráfico. Los 21 ó 30 victimados diariamente han amortiguado la sensibilidad social, disminuyéndola al orden de los comentarios resignados. Esto no sin excepciones: el asombro genuino ante la matanza de 24 albañiles jóvenes cuyos cuerpos se encontraron por La Marquesa, y las dos incursiones fatídicas en Centros de Rehabilitación Juvenil, también en Juárez.

Pero ningún acontecimiento ha alcanzado las resonancias como el de los adolescentes acribillados en la fiesta. No sólo intervienen las sensaciones de indefensión, ni el miedo legítimo ante la canallez interminable del "otro Estado"; también ha sido decisiva la compasión en el sentido original de padecer con otros, junto a otros. Esto, por desdicha, no se advierte en las reacciones del poder federal.

El 2 de febrero de 2010, Felipe Calderón fue visionario: "Probablemente fueron asesinados por otro grupo con el que tenían cierta rivalidad". En ese momento no existían y aún no existen las pruebas de lo afirmado implícitamente por Calderón: los jóvenes participaban en la delincuencia organizada, en donde ocurren esas rivalidades mortíferas. La reacción de don Felipe fue instantánea, y va de acuerdo con la línea del Poder Judicial: si los asesinos son sicarios, los muertos estaban involucrados. Sólo así se explica el "fueron asesinados por otro grupo con el que tenían cierta rivalidad". La madre de una víctima declaró durante el entierro: "A mi hijo lo mataron dos veces. La primera, los asesinos. La segunda, el Gobierno de Calderón al declararlo culpable nomás porque se le antojó".

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Calderón no está solo en su voluntad incriminatoria. Fernando Gómez Mont, Secretario de Gobernación, a la pregunta "¿Qué mensaje le daría a los familiares de los jóvenes masacrados en Ciudad Juárez?", responde: "Lo he dicho y lo reitero, sólo sometiéndose a la ley encontrarán respeto a sus vidas y a sus familias. La lógica de matar para no morir es una lógica que está trayendo destrucción y dolor a la gente". ¿Qué tiene que ver la contestación del Secretario con la pregunta? El mensaje es también de amenaza judicial: si van a tener duelo, si van a sufrir la pérdida, háganlo en medio del más estricto sometimiento a la ley que, el lector infiere, se cuida de que el luto y el sufrimiento íntimo no rebase los límites de...

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