Carlos Fuentes/ El milagro de Irlanda

AutorCarlos Fuentes

Organizada por el dinámico embajador de México en Irlanda, Daniel Dultzin, acabo de realizar una serie de pláticas y conferencias en el Trinity College de Dublín, la Universidad de Cork y el Festival Literario de Galway. Con el embajador Dultzin he visitado en la residencia de Phoenix Park a la Presidenta de Irlanda, Mary McAleese, una mujer hermosa, esbelta y activa. Como su país.

Hace 20 años, el futurólogo norteamericano Alvin Toffler pronosticó el paso de la economía mundial a una "tercera ola" globalizante y tecnoindustrial. A la tercera ola, en la tesis de Toffler, había precedido la "primera ola" del trabajo agrícola y la "segunda ola" de la revolución industrial de chimeneas, fundidoras y abundante trabajo proletario. Cuando le pregunté a Toffler qué debería hacer México para pasar de la segunda a la tercera ola, su respuesta fue concisa: "Alimentar y educar". Entre tanto, la Revolución Mexicana nos llevó de la primera ola agraria a la segunda ola industrial. La pesada perseverancia de ésta nos ha costado notables retrasos y crisis recurrentes.

Irlanda es un ejemplo excepcional del paso de la primera a la tercera ola sin haberse detenido, sino de volandas, en la segunda. En 1940, la economía irlandesa era esencialmente rural. La agricultura empleaba a la mitad de la fuerza de trabajo y las tres quintas partes de la población vivían en el campo. Hoy, las tres cuartas partes de los irlandeses viven en ciudades y sólo el 10 por ciento se ocupa en tareas del campo. El 90 por ciento de la fuerza de trabajo está integrada a los servicios (el 63 por ciento) y a la industria (el 30 por ciento).

En 1949, los principales rubros de la industria eran la cerveza, la harina, la impresión, la vestimenta y el azúcar, dando cuenta del 40 por ciento de la producción. La industria electrónica no existía. La química representaba apenas el uno por ciento de la producción industrial. En la actualidad, los sectores mayores de la industria son, precisamente, las computadoras y la farmacéutica. Los servicios dominan las dos terceras partes del empleo y del ingreso irlandeses en tanto que la agricultura, gracias a mayores inversiones con menor ocupación, ha aumentado la producción de un valor de 128 millones de libras en 1949 a 4 mil millones de libras en 1998. En el mismo lapso de tiempo, el salario real de los trabajadores -su poder adquisitivo- se ha multiplicado por tres.

La expansión de las exportaciones ha sido quizás el cambio más llamativo y el...

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