La capital de la salsa

AutorSergio Zepeda

Fotos: Aggi Garduño

Enviados

CALI, Colombia.- Pasa la mayor parte del tiempo tocando salsa debajo de un puente. A sus 68 años, Teo Ramos es un músico caleño especializado en aligerar el ánimo durante los embotellamientos debajo del puente de la Calle 25 y la Carrera Primera.

Ahí se ha instalado con su batería hecha en casa: un carrito para bolear zapatos, un par de ollas viejas, dos platillos oxidados, un par garrafones vacíos y una garrafa de diesel.

Eso y un reproductor de CDs le bastan para arrancar sonrisas a conductores y pasajeros de una de las mayores congestiones de tránsito de Cali.

Teo empezó a hacer música callejera hace más de 15 años, luego de quedarse sin grupo musical. Pronto descubrió que construir una batería con materiales reciclados le daba más ganancias.

"Si yo tuviera una batería de 20 millones, la gente no me voltearía a ver", explica.

Hace tres años se instaló definitivamente debajo de este puente porque, dice, aquí tiene sombra. Y por supuesto, porque gana más dinero. En Cali, hasta debajo de los puentes la salsa es negocio.

Y cómo no va a serlo si cada 25 de diciembre, durante la tradicional Feria de Cali, cerca de un millón de turistas y locales se dan cita con sólo la salsa como pretexto.

Cómo no, si en la ciudad se cuentan más de 100 academias de baile establecidas legalmente, y quién sabe cuántas más de manera informal.

Trasladarse por las calles de Cali es una experiencia ante todo musical. No precisamente por el constante ruido de los claxons (aunque también), sino porque la salsa inunda todas las avenidas.

Se escucha desde los estéreos de los autos, de las oficinas, en los parques, y en esos peculiares vehículos conocidos como chivas rumberas, que podrían definirse como una mezcla entre un poco de camión, otro tanto de discoteca y una pizca de alebrije.

Pura rumba

"Cali es una ciudad pluridancística", dice Edwin Chica, director general de la escuela Tango Vivo y Salsa Viva, una academia que en sus inicios, en 2004, ofrecía cursos de tango y milonga.

"Pero decidimos apostarle también a la salsa por el fenómeno cultural que representa".

Tres salones, dos pisos, una cafetería. Salsa Viva y Tango Vivo es una academia pequeña, pero no por ello tiene menos demanda. En un día normal de clases, en los salones de no más de 18 metros cuadrados contamos hasta 25 personas.

Un bailarín solitario revisa en los espejos sus movimientos, y las parejas practican giro tras giro. Algunos no tienen problema para fluir con la...

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