Capital Intelectual / Mejores enemigos

AutorDaniel Ochoa

Ahora nos encontramos en un momento político y social "privilegiado", en un entorno que permite analizar sin mayor esfuerzo, basta sólo con leer el periódico y ver los noticieros para apreciar el comportamiento del humano cuando pierde y cuando gana. En estos días podemos observar cómo reaccionamos los seres humanos frente al fracaso y la victoria. Veamos, reflexionemos y aprendamos cómo nos comportamos las personas frente a aquellos que denominamos enemigos.

Aunque no se incluye en la Declaración Universal de Derechos Humanos, un investigador -Vicente Fisas, quien es director de la Escuela de Cultura de Paz, un proyecto de la UNESCO y la Universidad Autónoma de Barcelona- establece que las personas tenemos el derecho a no tener enemigos. Pero como todo derecho es una opción. El académico explica que la enemistad produce división, odio, espíritu de venganza, adicción a la violencia, afán de competición y coraje.

Viéndolo desde un punto de vista contable, en un proceso de enemistad hay una víctima y un agresor. La víctima normalmente adquiere un crédito de violencia y, por lo tanto, se adjudica el derecho de vengarse. Por otra parte, el agresor posee un débito de violencia y puede padecer cierto tipo de culpabilidad y de preocupación porque la víctima ejerza una agresión similar o mayor contra él. Así se genera una espiral sin fin.

Así como a veces nos ganamos enemigos gracias a nuestras acciones o palabras, otras veces podemos generar enemistades "de a gratis". Como decía Woodrow Wilson, el vigésimo octavo presidente de Estados Unidos: "Si quieres ganarte enemigos sólo trata de cambiar algo". El cambio siempre atenta con alguien que piensa tener la razón.

Tenemos que aceptar que psicológicamente el ser humano requiere que sus acciones sean correctas y justificables. A nivel de ejemplo: el ladrón dice robar para alimentar su familia, el que maltrata a sus hijos lo justifica porque no responden a su disciplina, el empleado que roba a la empresa lo hace para "compensarse", y así podemos seguir. Vivimos justificándonos.

El ser humano siempre está justificándose, siempre necesitamos estar dentro del seguro margen de lo que denominamos "lo normal", "lo apropiado", lo que está en consonancia con nuestros valores y principios. Igual lo hacemos cuando evaluamos a las otras personas para establecer si son parte de nuestra lista de enemigos. Si consideramos a "x" persona como alguien que siempre busca la oportunidad para hacernos daño, que sólo piensa...

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