Camine por los restos de la Era Glacial

AutorFlorencia Podestá

El Parque Nacional Los Glaciares, ubicado en la Patagonia argentina y declarado Patrimonio Mundial Natural por la UNESCO, es uno de los enclaves naturales que congrega más cantidad de visitantes en Latinoamérica.

La ciudad de Calafate, sobre el Lago Argentino, ha dejado de ser el pueblo tranquilo nacido tras el paso de arrieros que transportaban la lana de las ovejas. Los viajeros de todo el mundo lo convirtieron en el punto de partida de sus exploraciones en el hielo del Glaciar Perito Moreno, a 80 kilómetros de distancia.

"En el principio no había nada sino hielo y sol. Luego de muchos años, el sol ardiente abrió una hendedura en el hielo", así es un Mito Orgota de la Creación, según relata la antropóloga y poeta Ursula K. Le Guin en su novela "La Mano Izquierda de la Oscuridad".

"En los bordes de esta hendedura había enormes formas de hielo y las gotas de estas formas fundidas caían y caían. El abismo no tenía fondo".

Toda mitología tiene raíces profundas en la memoria colectiva y en el residuo sensible de ciertas percepciones que nos han marcado.

Ursula es una viajera conocedora de tierras de glaciares en el hemisferio norte; no sorprende que para construir la idea de un mundo anterior al mundo, inhumano y celestial, un universo extremo donde lo lleno es vacío y donde arriba es abajo, haya elegido la imagen del hielo.

Quien camine sobre el Glaciar Perito Moreno (Provincia de Santa Cruz, Argentina) comprenderá las razones de la escritora: rodeado hasta el infinito de un mar azul de luz bajo los pies y otro (o el mismo) sobre la cabeza, el aventurero creerá recordar que ese mundo de belleza imposible ya lo vio en sueños, un sueño en el que el hombre no ha existido ni existirá jamás.

Este parque nacional, creado en 1945, está en la región de Los Andes patagónicos.

Aquí la cordillera está cubierta por la masa del hielo continental sur, vestigio de la Era Glacial y el área más extensa de glaciares fuera de las regiones polares.

Un manto de hielo de 14 mil kilómetros de superficie y cientos de metros de espesor sumerge todo menos las montañas más altas. Sólo las cumbres salen del mar blanco y helado como extraños islotes de roca, que los montañistas llaman nunataks, creando un paisaje onírico.

Algunos escaladores y aventureros realizan travesías de varios días sobre el hielo con esquíes de fondo y trineos de carga. Las condiciones son equivalentes a una travesía por la Antártida; es imprescindible un buen equipo, un estado físico óptimo y un...

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