Busca dar salto en Stuttgart Ballet

AutorMariana Montes

La bailarina Florencia Páez no puede ocultar su emoción cuando habla del reto dancístico que iniciará en septiembre como aprendiz del Stuttgart Ballet.

La sampetrina de 18 años, quien ya realizó su último examen profesional en la John Cranko Schule, de Stuttgart, Alemania, donde estudió becada desde los 16 años, reconoce que el nombramiento trae nuevas responsabilidades.

"Ser aprendiz significa que eres parte del ballet, es un rango que se lo dan a todos los que se gradúan de la escuela y es su primer año en la compañía", explica la artista.

"Te tienen en la mira, no te ponen a bailar todas las coreografías, pero las aprendes y si alguien se lastima o enferma, tú entras y ven cómo reaccionas. Es una prueba".

La meta, continúa, es que los directivos vean su arduo trabajo que comprueba que es apta para el cuerpo de baile.

Florencia señala que sólo ella y cuatro compañeros más recibieron el contrato de aprendiz, en una generación en la que hay más de 20 chicos. Los egresados de esta institución son los que tradicionalmente nutren las filas de la compañía alemana.

"No esperaba que me fueran a dar el contrato porque a todos los demás se los ofrecieron desde diciembre y a mí me lo acaban de formalizar el primero de junio".

Integrarse al Stuttgart Ballet es para ella un sueño hecho realidad, dice, es la aspiración de toda chica o chico que ingresa a la John Cranko.

TODO POR LA DANZA

Fue en la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey donde Florencia estudió el cuarto y quinto año de su educación dancística.

"Estaba ahí cuando fui al concurso del Festival de Danza Córdoba, en Veracruz, que es el que te da el pase para ir al Youth America Grand Prix, en Nueva York.

"Había varios directores de escuelas de danza de Estados Unidos y Europa, y entre ellos estaba el de la John Cranko Schule (Tadeusz Matacz). Me vio en una clase y me ofreció una beca completa para estudiar tres años, que serían sexto, séptimo y octavo".

Esto implicaba dejar atrás su vida en Nuevo León, pero ella estaba decidida.

"Me fui a Alemania porque sentía que tenía que ir, porque bailar era lo que quería hacer".

NUEVO MUNDO

La sampetrina menciona que su carrera dancística no ha sido fácil. Ella recuerda, por ejemplo, las correcciones de sus estrictos maestros.

"Daba mi máximo, los maestros me regañaban pero así aprendí, me superé y poco a poco me empezaron a escoger para salir en las coreografías de la escuela. Bailaba en los festivales de Navidad y de fin de cursos, por...

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