Bruno Ferrari / ¿Los derechos de homosexuales?

AutorBruno Ferrari

Parece ser que una vez más se ha desatado en diversas latitudes de nuestro planeta un nuevo "avance" para defender los "derechos homosexuales" a través de marchas y manifestaciones en los Estados Unidos, España, Argentina, Brasil e incluso en algunas ciudades de México. Por supuesto, en esta ocasión como las anteriores, el decir verdades a medias o, mejor dicho, el vestir a las mentiras como verdades es la mejor arma.

Si se habla de derechos de homosexuales, primero se debe comprender que la ley no hace ninguna distinción entre el homosexual y el heterosexual, lo que sí hace nuestra legislación es definir y proteger los derechos de la persona. Una persona no deja de tener esta característica por ser o no homosexual, bisexual, heterosexual, o cualquier calificativo que se le quiera poner. Toda persona es sujeta a derechos y obligaciones y estos derechos y obligaciones aparecen contemplados en la legislación de todo el mundo. Así pues, decir que se busca defender derechos homosexuales es tanto como decir que se trata de algo distinto a una persona. Y creo que esto es lo último que dichos grupos pretenden hacer, ya que parte de los gritos y las pancartas que ellos mismos corean y enarbolan es el de querer ser tratados como personas.

Ahora bien, las personas se rigen conforme a un marco legal. En ese marco legal aunque existen excepciones perfectamente descritas, hay también instituciones que son tuteladas por el derecho, precisamente porque son éstas las que establecen el orden jurídico y gracias a ellas se preserva también la estabilidad social y el bien común. Concretamente me refiero al matrimonio y a la familia. El matrimonio es definido por la ley como un contrato en el que se establece la unión de un hombre y una mujer para la ayuda mutua y la procreación de los hijos.

Por supuesto, seguimos hablando de personas. El hecho de que alguien sea homosexual no quiere decir que el derecho lo limite, sino más bien la limitante proviene de su propia decisión de no casarse, sin que entremos en las causas que a esto lo motivan, y si no lo hace es precisamente porque obviamente no estaríamos frente a un matrimonio, sino más bien en un acto teatral.

Puesto que a reserva de que su futuro cónyuge estuviera de acuerdo con su homosexualidad, habría un engaño que en sí mismo y conforme a derecho haría su matrimonio nulo. Así pues, es válido afirmar que las personas tienen el derecho a casarse sin que la ley distinga si son homosexuales o no y por ende...

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