Brindan sus dibujos formación y ayuda

AutorMariana Montes

Las palabras que Andrea Pérez Reséndez dijo hace 18 años aún hacen eco en la mente y el corazón de su mamá, María Antonieta Reséndez de Pérez.

"Ella sólo tenía 9 años, estaba viendo televisión, me volteó a ver y me dijo: 'Mamá, ¿me compras muchos cuadros? quiero muchos porque los quiero vender', recuerda la vecina de la Colonia Santa María.

"Mi primera reacción fue sonreír y decir: '¿Te quieres hacer rica?', y ella dijo que no, que lo quería para ayudar a los niños que no tenían una silla de ruedas como ella".

Esta chica de 27 años, quien nació con parálisis cerebral, es conocida por pintar cuadros usando la boca y utilizar el dinero recaudado de su venta para ayudar a personas con discapacidad.

Ella y su familia ya llevaron esta misión al siguiente nivel al echar a andar la Iniciativa para la Formación y Ayuda.

"Cuando la gente se entera de lo que hace Andrea nos empiezan a llamar de escuelas y empezamos a dar esta plática testimonial", recuerda su mamá, conocida como Yeta. "Ahí nos dimos cuenta de que la mejor forma de cambiar el mundo es la educación".

Ella misma no se acuerda de la fecha exacta de creación de este proyecto. Lo que sí sabe bien es que, más allá de hacer más llevadera la situación de las personas que requieren una silla de ruedas, la meta es crear conciencia sobre la vida con discapacidad.

"La palabra 'prójimo' también se escribe con 'x', es decir, 'próximo'. Debemos empezar a ayudar al que está cerca de nosotros, al que está en nuestra comunidad", dice sentada en el sillón de su casa, donde las obras de su hija adornan las paredes.

Mientras, Andrea se mantiene atenta y callada, pero todo cambia cuando le dan un pincel. Ella, con precisión, cuida que cada tono en su paleta le dé vida a la hoja blanca que tiene enfrente.

Las labores de la iniciativa llegan a escuelas, iglesias y empresas que solicitan los servicios de los Pérez Reséndez. La agenda se mantiene llena con más de 50 presentaciones al año.

En sus encuentros, Andrea da su testimonio de vida, donde queda en evidencia el esfuerzo de la joven y su labor social, cuenta la orgullosa mamá. Después, realizan actividades de reflexión que generan empatía hacia la gente que necesita una silla de ruedas.

"Una de las dinámicas que usamos en las escuelas es pedir que los alumnos tomen una hoja de papel", explica Yeta. "Ellos la dividen en cuatro y, en primer lugar, se les pide que dibujen un sol".

La tarea se complica cuando los chicos vuelven a hacer el dibujo con los ojos...

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