Al borde de la muerte

AutorRégulo Cantú

Tomar unas pastillas para reducir de peso casi le cuesta la vida a una joven.

Se trata de una vecina de Garza García de 35 años de edad y madre de un niño, a quien le recomendaron un tratamiento "muy bueno" que realizaba una nutrióloga a base de unas pastillas "naturales".

En entrevista la mujer, que prefirió omitir su nombre, comentó que ella hacía mucho ejercicio de gimnasio, pero se rompió el ligamento de una rodilla y buscó compensar la inactividad con otra solución, una dieta vegetariana, para mantener su figura.

"Y una amiga mía iba con una nutrióloga, así que le hablé y fui con ella. Yo quería una dieta para balancearme, como ya no estaba comiendo proteína animal no quería comer pura verdura, quería saber de dónde más obtenía proteína.

"Llegué con ella (la nutrióloga) y me dijo, 'yo te puedo hacer una dieta con estilo vegetariano y aparte tengo estas pastillas que, como tú estás haciendo ejercicio, haz de cuenta que te van a hacer el efecto de que en lugar de que hicieras una hora de ejercicio, van a ser dos horas de ejercicio' ".

Dijo que la "nutrióloga" vendía las pastillas como un producto natural y seguro que inclusive usaban mujeres embarazadas. Su nombre es "Perfect".

"Las pastillas eran termogénicas. Lo que hacían era que sudaras, obviamente empiezas a enflacar, empiezas a marcarte, pero era por lo mismo, estás enflacando mucho, pero eran el triple de efecto".

La dosis era un par al día.

"Sentía demasiado calor, una cosa exagerada, horrible. Al principio no, pero se tardó como un mes en que hiciera ese tipo de efecto.

"Empecé a enflacar, me empezó a encantar. Al principio no tenía síntomas. Y obviamente nadie sabía de que me estaba tomando las pastillas, mi esposo sabía que iba con una nutrióloga".

La vecina ya tomaba unas pastillas de CLA, una mezcla de isómeros que aumenta el metabolismo y reduce el tejido adiposo. Y las pastillas que le recomendó esta persona tenían CLA, mango africano, espirulina y té verde.

"Eso es lo que decía atrás, esos ingredientes y ya. De vista se veían muy confiables".

Siguió con el tratamiento y sólo manifestaba síntomas leves.

"Me empezaba a doler la cabeza pero como cualquier persona en el mundo. En muchas ocasiones me daban náuseas y vomitaba".

Hasta que un día mientras conducía su automóvil dejó de ver.

"Como si aventaras agua a un vidrio", dijo.

DAÑO CEREBRAL

Se revisó con un oftalmólogo, pero lo que padecía no era nada relacionado con la vista, así que decidieron consultar con el neurólogo...

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